Rollerball, de Norman Jewison, la única película que he visto que iguala a las utopías negativas literarias (1984, Un mundo feliz) sin basarse directamente en ellas. James Caan se sale. Con esta película descubrí que era algo más que Sonny Corleone.
Hasta que llegó su hora, de Sergio Leone. El western llevado a su máxima expresión, lo tiene todo. Solo por la BSO merecería ser encumbrada, pero entiene tiene a los enormes Charles Bronson y Henry Fonda, cuyo duelo final está entre las mejores escenas del género. Aquí también podrían ir sin problemas "Erase una vez en america" o "el bueno el feo y el malo" pues las considero lo mejor de su director.
La última película, de Peter Bodganovich. Más que personajes, está protagonizada por personas auténticas. Nunca un proceso de maduración, de la adolescencia a la edad adulta, estuvo mejor tratado en una película. Ben Johnson pronuncia el mejor monólogo de la historia del cine. Cibyl Sheppard interpreta a una auténtica zorra de pueblo, Bottoms y Bridges, a dos adolescentes en principio atolondrados y soñadores, que tomarán caminos y decisiones muy distintas en sus vidas. Ellen Burnstyn y Cloris Lechman no están nada mal como una mujer de alta sociedad hastiada de su vida la primera, y una mujer dominada con su marido que vive una fantasía con un adolescente la segunda.
Tiburón, de Steven Spielberg. Aventuras y terror en estado puro, auténticos monstruos interpretativos (en especial, el trío que irá a la caza del tiburón en la parte final de la película). Auténtica angustia hacia algo que solo veremos hacia el final, pero cuyos brutales ataques ya nos hacen temer algo mucho más terrible que cualquier otro monstruo o asesino cinematográfico. Con esta película y con la anterior "El diablo sobre ruedas", nace Steven Spielberg.
Los vikingos. Richard Fleischer ya había demostrado que sabía hacer cine de aventuras, pero aquí, definitivamente, construye una de las películas más fascinantes que se han visto en el género aventurero: Charlton Heston está enorme como ese vikingo tuerto, Tony Curtis como uno de los esclavos de este, que en realidad está destinado a algo mucho más grande de lo que imagina, Janet Leigh como la mujer en medio de ambos... y por supuesto, el grandioso Ernest Borgnine. Clásico.
Greystoke, la leyenda de Tarzan, rey de los monos, de Hugh Hudson. La historia definitiva de Tarzán, al menos hasta la fecha. Todo en ella es épico, la historia, la banda sonora, la fotografía... todo. Ralph Richardson e Ian Holm están estupendos en sus respectivos papeles, e incluso Christopher lambert está en estado de gracia. Más que centrarse en improbables aventuras selváticas como suele suceder con este personaje, se nos muestra con toda crudeza lel choque entre dos civilizaciones completamente distintas. Fascinante.
Blade Runner, de Ridley Scott.¿El hombre o la máquina? Harrison Ford, "retirando" androides replicantes sin muchas complicaciones morales, descubre que es algo más que el cazador sin escrúpulos ni sentimientos que sus jefes quieren que sea, y los replicantes son algo más que robots que se descontrolan y matan, como le quieren hacer creer. Uno de los mejores finales de la historia del cine. No hay buenos ni malos, ni blanco ni negro, solo infinitos tonos de gris. Rutger Hauer, por inhumano que parezca, demostrará que sirve para algo más que para lo que fue
construído.
El seductor, de Don Siegel. Atipiquísima película de Clint Eastwood, donde este se refugia en un internado para señoritas del bando enemigo, en plena guerra de la Secesión. Herido, será contemplado con recelo por todas, y también deseado por todas. Nunca Eastwood me ha impresionado más que interpretando al manipulador y vicioso soldado John McBurney, un tipejo sin escrúpulos, que se aprovecha de la situación y miente a las mujeres, primero para salvar al pellejo y que no le entreguen a los soldados, y luego para mantener una situación privilegiada allí. Alumnas y maestras irán dejando de ser mujeres normales para convertirse en auténticas bestias, hipnotizadas primero por el soldado, y luego furiosas al saberse engañadas. Terror psicológico puro.
La cosa, de John Carpenter (aunque pondría a este nivel más películas de su filmografía, me quedo con esta, casi un remake de "En las montañas de la locura" de Lovecraft, con un grupo de hombres corrientes enfrentados a una amenaza sobrenatural y primigenia que les viene grandes. Capaz de mutar y crear réplicas perfectas de cualquier forma de vida, la cosa desenterrada milenario hielo antártico irá creando cada vez más situaciones equívocas de desconfianza, paranoia y pánico entre los doce miembros del equipo, donde ni siquiera el líder, McReady (Kurt Rusell, como no) queda libre de sospecha. Angustiosa y capaz de poner realmente nervioso en ciertas escenas, no ha perdido ni un ápice de su potencial.
Brubaker, de Stuart Rosenberg. Robert Redford crea uno de sus mejores roles, paradójicamente, de los menos recordados, en esta, una de las mejores películas del subgénero carcelario, sino la mejor. Un hombre de principios e ideales luchando contra un sistema que, de antemano, le ha vencido. ¿Como cambiar la vida de unos hombres brutalmente maltradados en prisión, si las autoridades lo consienten? ¿Como rehabilitar personas que han cometido crímenes, si los que allí les han encerado también son culpables, pero están más allá de la ley que representan? El nuevo alcaide de Wakefield, una prisión donde los guardias tienen el control y los prisioneros son azotados o violados sin que hayan hecho nada malo, y obligados a trabajar en los campos como si fueran esclavos, intentará cambiar esto... si no lo matan antes. Estremecedora.
El corazón del ángel, de Alan Parker. Un detective busca a un hombre desaparecido décadas antes, en una búsqueda condenada al fracaso, y guiada por un misterioso cliente, Louis Cypher (genial De Niro) que maneja al detective y a todos los que rodean el caso como si se tratase de marionetas. La confusión de identidad, el cuestionamiento de la inocencia del alma humana, el vudú, el satanismo, crímenes sangrientos Lisa Bonet cortándole el pescuezo a una gallina en un parque público y luego echándole a Mickey Rourke un polvo de antología... contar más sería fastidiar a quien no la ha visto. Con un final absolutamente demoledor.
The Terminator, de James Cameron. Siempre he creído que su grandeza (que reside en su modestia) se ha visto eclipsada por la grandeza de la secuela, que a mi parecer, ha envejecido muchísimo peor, demasiado pretenciosa. Me quedo de lejos con esta sencilla historia de la lucha entre un hombre y una máquina por la vida de una mujer, que simboliza toda la historia: máquinas rebelándose contra sus creadores, hombres nacidos para salvar a sus semejantes de un destino seguro de exterminación, viajes en el tiempo, un ser imparable con una misión que no cejará hasta cumplir, una historia de amor condenada al fatalismo, una mujer que es mucho más que las típicas hembras del cine de aquel entonces... si hubiera acabado la saga con el final de la primera, estaríamos hablando de un hito. Pero esa segunda parte (la tercera no existe) distorsiona las cosas.
Hellraiser, de Clive Barker: Fascinante y sugerente historia de terror, que más allá de sus limitaciones técnicas, cuenta una historia más allá de los comunes asesinos en serie enmascarados de la época, donde los verdaderos malos de la historia son humanos, y sus más bajas pasiones, y los "monstruos" se limitan a poner orden en las cosas y a seguir sus reglas. Placer y dolor, adulterio, monstruos que se automutilan, cajas que abren puertas a otros mundos... más que interesante. lástima de secuelas.
Campeón, de Franco Zefferelli, una historia de boxeo donde el boxeo es lo de menos, y asistimos a la caída y breve auge de un antiguo campeón retirado. la insistencia de su hijo pequeño le lleva a replantearse si volver o no al boxeo. la reaparición de su ex esposa y el miedo a perder a su hijo le llevarán a realizar el regreso al ring... cursi a decir de algunos, conmovedora diría yo. Mil veces más auténtica y sincera que Rocky, por ejemplo.
FIST Simbolo de fuerza, de Norman Jewison: atípica historia protagonizada por Stallone antes de "Rambo". En su día fue un fracaso, pero me parece su mejor interpretación. Da vida a un polaco pobre, Johnny Kovacks, que trabaja descargando camiones en época de la Depresión. Él y sus compañeros son brutalmente tratados por los amos de las empresas, pero la locuacidad y la sencillez de Kovacks le llevarán a liderar el sindicato de camioneros, y enfrentarse a las empresas. Pero cuando se ha hecho justicia, llegan las ansias de poder, y la corrupción. Un equipo artístico impresionante, con Stallone, Peter Boyle, Brian Denehy, Rod Steiger, Tony Lo Bianco...
Almas de metal, de Michael Chrichton: Chrichton ya apuntaba alto en sus primeros días como cineasta, y aquí puede verse un borrador de la novela de Parque Jurásico, cambiando robots por dinosaurios. Así, se nos cuenta la historia de unos futuristas parques de atracciones donde casi todos son robots de apariencia realista, y donde los visitantes pueden hacer lo que quieran, sin límite, incluso matarlos. Dos hombres se conocen durante el viaje y se hacen amigos, pero su llegada coincide con el momento en que las cosas empiezan a escapar del control de los creadores del parque: los robots se revelan. Impresionante Yul Brenner como el robot vestido de negro que persigue implacablemente al protagonista.
Malas influencias, de Curtis Hanson: Tristemente olvidado, este thriller es uno de los mejores que pasaron por las pantallas en los noventa. James Spader interpreta a un yuppie inseguro y atado a una vida aburrida. Conoce en un bar a un tipo atractivo y bien vestido (Rob Lowe) que le introduce en la vida nocturna y depravada de la ciudad. Cuando las cosas van demasiado lejos, Spader trata de quitárselo de encima, pero el personaje de Lowe es un auténtico psicópata... es una peli a reivindicar.
Malas tierras, de Terence Mallick: Una de las historias más raras que he visto. Incomoda por su crudeza, por la inutilidad de los crímenes de esa pareja, totalmente alejada del ideal romanticismo tipo "Bonnie and Clyde". Kit y Holly matan porque si, porque van de aquí para allá viviendo en sueños, sin ninguna conexión con el mundo real. Matan para defenderse, aunque no sea realmente necesario. mallick consigue hacer que la película te fascine, pero no te apetezca mucho volver a verla... en una temporada.
El hombre que pudo reinar, de John Houston. ¿Que puedo decir? Connery y Caine interpretan a dos pícaros en busca de aventura que llegan a las tierras sin conquistar, donde Connery es tomado por Dios. La idea original de robar el oro al poblado se le va yendo de la cabeza, y comienza a desear realmente reinar sobre esa gente... de lo mejorcito del cine de aventuras.
Drácula, de Terence Fisher: la historia definitiva del personaje, si bien no es fiel a la novela ni por espejeras. Christopher Lee no es para mi el mejor Drácula (demasiado silencioso, el personaje literario tenía labia) pero si cumple las espectativas en cuanto a fuerza, poder, malevolencia... Peter Cushing, aquí si, es el mejor Van Helsing, cerebral pero a la vez, hombre de acción.
PD: Por añadidura, metería aquí TODO lo de la Hammer