Lo siento. Detesto eso de prejuzgar desde una atalaya lo que es accesible y lo que no. Esa actitud ha condenado al ostracismo a miles de cineastas cuya obra, en esencia, es totalmente intuitiva. Y te puedo poner de ejemplo ese momento de mi juventud como mi padre disfrutando con el cine de Pedro Costa.
El cine invisible
"¿A qué nos referimos con público? Esto es un tema que me fascina y mucho más desde que trabajo en los Multicines Norte. Cuando uno ve nuestra cartelera, con propuestas como Cemetery of Splendour de Apichatpong Weerasethakul o las últimas películas del Studio Ghibli, se imagina que acudirán a él personas a las que les gusta mucho el cine y que tienen un perfil cultural bastante alto y, por descontado, que son jóvenes. Pues bien, desde que estoy allí he abierto los ojos. Nada más lejano a la realidad. Nuestro público, si hiciésemos una encuesta, se inscribiría dentro de la tercera edad. Es decir, gente mayor de 60 años o, por lo menos, bien entrado en los 50. ¡Y son los que consumen todo tipo de cine!"
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"Dejemos de tratar al público como si fuese un ente a moldear a nuestro gusto. El cine es una ventana abierta, no una sala de estar de tamaño reducido. No es justo hablar de ‘crear’ un público determinado o ‘ educar la mirada’ como si quien no tenga cierta formación cultural no pudiese acceder a una película documental de Pedro Costa. Este tipo de actitudes solo producen cerrazón y cierta tendencia al elitismo.
He visto a muchas personas con recursos limitados disfrutar de películas que dentro del mundillo consideramos ‘áridas’ o ‘difíciles’. A veces sobrevaloramos la capacidad intelectual de las películas e infravaloramos la capacidad de apertura mental del espectador medio. Tendemos a diferenciar las películas entre ‘cultas’ y ‘comerciales’, entre ‘complicadas’ y ‘entretenidas’. Y esa presunción de intelectualidad no le hace ningún bien a nadie, pero sobre todo no le hace bien a los cines y a las personas que acuden a ellos.
Uno se hace expectativas respecto a las películas que ponemos en Multicines Norte. Nunca hubiera esperado que, por poner un ejemplo claro, ‘Langosta’ de Yorgos Lanthimos fuese a funcionar medianamente bien. Sí, tiene actores medianamente reconocidos internacionalmente y es una propuesta atractiva dentro de su excentricidad, pero la realidad nos dio de bruces para bien: es una película que tuvimos que mantener en cartelera más de dos meses, con buenos números y atrayendo a la gente joven a verla. Desconozco la razón, ya que no es una película que tuviese una campaña mediática fuera de lo normal, pero la realidad es que funcionó muy bien. Gente que nunca hubiera imaginado viendo ese tipo de cine compraba la entrada gustosamente."