o echo de menos todos los que tuve y lo poco que me queda ... recuerdo como los desmontaba cuando eran de Famobil para combinarlos a mi gusto. Tuve para hacer una ciudad, que es lo que hacía, recuerdo empezar con una caja de indios.
Lo cierto es que en mi caso los tengo guardados a buen recaudo. En un rinconcillo de una habitación pero todo guardadito en unas cajas compactas, separado todo por temática y demás. Si de algo puedo vanagloriarme (cosa que no hago mucho pero en esto sí puedo hacerlo) es que de crío era extremadamente cuidadoso. Por una sencilla razón: siempre he pensado, desde bien pequeño, que si una cosa la rompía había la posibilidad de que esa cosa ya no me la pudieran volver a comprar (también es cierto que mis padres me inculcaron algo que si alguna vez tengo hijo/s haré lo mismo: cuida tus cosas pues así te durarán más).
Sólo tengo 2 cosas (literal) que están un poco tocadas: una lanza de los indios que empecé a mordisquear y así se quedó (chorradas de crío) y donde los clicks giran las manos uno de ellos tenía la pieza rota que suplanté (con orgullo) por una puñeta (creo que se llama así) de otro figurante. Esa piececita aguantaba la mano fija y logré mantener la mano en su sitio.
Por lo demás como nuevos. Y estoy orgulloso (una chorrada como otra cualquiera, jejeje) de que las monedas del cofre, las copas y botella del barco pirata, las cervezas y el envase de los obreros, armas, indumentarias, ¡pelucas! y demás siguen en condiciones excelentes y que cuando abro esa caja me teletransporto a la habitación de mi infancia o a la salita de la casa de mis abuelos donde montaba mi propia película con los muebles que servían perfectamente como desfiladero para la diligencia, las rocosas para los indios o el callejón sin salida de los ladrones que luchaban contra la policía. O la puerta de aquel escritorio se convertía en un precipicio para la lucha final entre el héroe y el archienemigo.
Os explicaré, ya que estamos, una anécdota. Cuando el furor de las tortugas ninja en aquel momento tenían un precio bastante alto para el bolsillo familiar (pues contad que lo que costaba cada figura y multiplicarlo si quieres tener todos los personajes). Pues los bomberos de Playmobil eran todos azules. Estos eran los esbirros del triturador. Y para las 4 tortugas y la rata me ingenié para que cada click tuviera su respectivo color y las armas, con ingenio infantil, acabé formando los nunchakus con dos cuchillos y las cadenas que unían los (supuestos) palos eran ¡las cadenas de los cepos de los cazadores!. Visto desde fuera es toda una chapuza pero en mi vida fuí tan feliz con ese sustituto de los quelonios de Bandai.
Y hasta aquí mi episodio nostálgico.