LOVE EXPOSURE
De verdad que no hay nada como esto en el cine contemporáneo, es un experiencia absolutamente indescriptible y una de las mejores cuatro horas que uno puede gastar en su vida. Es inigualable. Insuperable.
Yu, el protagonista es un raro católico japonés (aunque Sono no se da cuenta que realmente está satirizando a los evangélicos y reformados) criado en una tradición mucho más exigente que el budismo de su tierra natal.
Yu ha sido traumatizado por sus dos padres. Antes de que su madre muriera, le hizo prometer al niño que se casaría con una mujer que se parezca a la Virgen María. Más tarde, el padre se convierte en sacerdote (con las características de los pastorcitos protestantes) y exige que su hijo venga a confesarse todos los días. Pero Yu, que es virtuoso y de buen espíritu, no tiene nada que confesar.
En busca de cometer pecados de los que valga la pena hablar con su padre, se encuentra con un grupo de tipos que toman ‘’fotos bajo la falda’’ de la ropa interior de adolescentes. Para hacer que este pasatiempo sea visualmente más interesante, Sono lo presenta como una especie de arte marcial: cada panty shot requiere que el fotógrafo gire, voltee o caiga. Muy pronto, Yu se vuelve famoso y una compañía de pornografía llamada
Bukkake le ofrece un trabajo.
Yu encuentra a su Virgen María, Yoko, que debido al abuso de su padre odia a todos los hombres, excepto al difunto Kurt Cobain y a nuestro señor y salvador Jesucristo.
Yoko pronto se enamora de Yu, pero solo porque está vestido de mujer cuando se conocen (Yu había perdido un reto con sus amigos pervertidos y el castigo era andar de tranny por la calle, por lo que su mayor maldición es que la mujer que ama, y para colmo futura hermanastra, solo lo quiera a él cuando está vestido como drag queen).
Después se nos presenta a nuestra tercera protagonista, una zorra absolutamente desquiciada que dirige una secta cristianoide reclutando personal usando técnicas de MK-ULTRA y… No conviene decir mucho más porque a partir de ahí viene LA AUTÉNTICA LOCURA.
Lo único que quizá puede achacársele es que las críticas que Sono parece tener sobre el catolicismo institucional hacen referencia más bien al protestantismo. Es una crítica Nietzscheana: nos dice que el cristianismo es puritano, que desprecia al cuerpo, que odia la materia, que odia la sexualidad y la carne. Sono está atacando una forma de Cristianismo muy platonizada, más propia del luteranismo, calvinismo, etc. Cuando el catolicismo para nada demoniza la materia en ese sentido gnóstico o neoplatónico. Más bien lo contrario, no hay falsa dicotomía entre lo espiritual y lo físico. Tienes autores como Chesterton que te dicen que el cristianismo es el verdadero materialismo porque es una religión de la carne, en la que Dios mismo, la realidad más pura, el supremo Ser ilimitado, SE HACE CARNE. En el catolicismo (a diferencia de los evangélicos) hasta podemos comernos a Dios (la Eucaristía). Sono no está tan lejos realmente en su celebración de la carne como puerta hacia la eternidad, porque el catolicismo también busca la eternidad a través de la carne y su resurrección. Y no deja de ser irónico que las dos mayores influencias de esta película (después de la nouvelle vague multigenérica de Jacques Rivette, el melodrama Sirk y la perversión de Rampo) sean Dante y Dostoievski, siendo Dante la representación del catolicismo más muscular y tomista y Dostoievski un Ortodoxo ruso e imperialista.
Pero da igual porque es una obra maestra.
A alguno podría parecerle una película visualmente fea, filmada en digital, de estilo descuidado y demás, pero no podía hacerse de otra forma… Sono cree en el libre albedrío de sus personajes y es por eso que sus películas se filman principalmente con cámaras digitales de mano y nos obligan a ver a sus protagonistas como un voyeur omnisciente. Miramos boquiabiertos a estos personajes no desde arriba, sino desde un rango medio, como si estuviéramos mirando a través de una mirilla sin límites definidos. Hacerlo de otra forma hubiese sido un aborto. Y aun así Sono juega con los estilos como le viene en gana, mezcla tomas de corte rápido y tomas largas de construcción lenta. Curiosamente, la principal escena de acción de la película está rodada en una serie de planos generales larguísimos que Sono intercala como un medio para crear tensión, al mismo tiempo que permite una construcción temporal perfecta. Funciona porque el director forja una especie de hiperrealidad posmoderna (aunque esto tiene su trampa) donde Douglas Sirk y el Ero-Guro más brutal se dan la mano en una aleación salvaje de melodrama exagerado, erotismo e hiperviolencia que intenta desnudar las contradicciones y tumores del alma humana.
Finalmente se revela su costado puramente romántico, abogando por un amor verdadero no solo basado en los sentimientos básicos y carnales sino en la decisión de amar a alguien de forma incondicional y poner en práctica todas estas características buscando lo que es mejor para la otra persona. Una vez que los personajes dejen que el amor los llene comenzarán a reflejar su carácter en sus relaciones con los demás. No pueden dar lo que no tienen. Por eso, para poder dar amor verdadero necesitan recibirlo primero. El capítulo de La Biblia que Yoko recita durante la película termina cumpliéndose:
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue (Corintios 13:4)
La película es una engañosa oda de virtuosismo posmoderno ya que cuando llega el final comprendemos que todo alarde de posmodernismo, ironía, deconstrucción y cinismo es dinamitado por dentro, cercenado hasta encontrar algo puro, sincero e imposible de intoxicar. Un final donde Dante, después de haber atravesado el Infierno, por fin encuentra a su Beatriz dispuesta a amarlo. Una película que puede parecer revolucionaria en su moral y estética, pero que termina con un símbolo perfecto del matrimonio y la resolución de cualquier tipo de conflicto o dialéctica sexual.
UNA DE LAS MEJORES PELÍCULAS DE LA HISTORIA DEL CINE.