Es una versión vulgar de la de Tarantino y la peor de esta trilogía. En un momento, la directora de La Puritana 2, la peli dentro de la peli, dice que quiere hacer una película gótica para demostrar cómo en esa época supuestamente tan idílica todo estaba tan podrido como ahora. Eso resume la premisa de esta película.
Es el retrato de una época (el pánico satánico) filtrada, y juzgada, bajo la lupa del moralismo pornificado del siglo xxi. No hay nada de transgresor en esto, es cobarde, saturado de clichés y lugares comunes (con la primera escena ya sabes cómo va a terminar y el misterio que quieren construir, para mi, se ve anulado).
West reflexiona, de manera confusa y profunda como un enema, sobre lo que se necesita para lograr el éxito en Hollywood, así como sobre la necesidad de que Maxine adopte un enfoque sin restricciones para defenderse. También continúa su ataque a una versión tremendamente caricaturizada del cristianismo evangélico, personificada por el padre de Maxine, Simon Prast.
La violencia no duele. El erotismo es estéril e inofensivo que ni excita ni asquea. Hay algunas actuaciones geniales, en particular Mia Goth y Kevin Bacon, y algo de humor negro sobre el lado sombrío de mantenerse relevante en Hollywood. Pero la trama parece escrita en aproximadamente dos días, no tiene ningún tipo de lógica mas allá de la que podría tener un misterio de Scooby Doo