Cine negro/thriller/gángster clásico: la cara oscura y sucia de la sociedad.

En esa lista de cine negro argentino faltan muchas de las mejores. Sería bueno que restauren obras maestras como Más allá del olvido, Rosaura a las diez y Últimos días de la víctima.


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Leave Her to Heaven (1945) - John M. Stahl

Es una película que se sitúa en la intersección entre el melodrama y el film noir. A nivel técnico y visual, destaca por su uso del Technicolor, lo que la diferencia de muchas otras obras del género. Esta elección de color contribuye a crear un ambiente visualmente atractivo y resalta la belleza de los paisajes que rodean la historia, como el lago y los bosques que enmarcan la casa de Richard, el protagonista. Además, le da un toque de extrañeza al ser una película que comienza de forma apacible y dulce; la primera media hora se centra en los personajes conociéndose, flirteando, nadando y tomando el sol, para luego transformarse poco a poco en algo tremebundo.

La paleta de colores es otra protagonista y, a la vez, una trampa: su oscura historia está representada en un glorioso Technicolor. El personaje principal parece hermoso y sofisticado, pero en realidad tiene un corazón malvado y es capaz de una gran crueldad. Una de las muchas locaciones exteriores, de belleza impresionante, se utiliza como escenario de un crimen atroz. De manera similar, se perpetra un acto de extrema maldad en una de las maravillosamente opulentas escenas interiores de la película. La naturaleza incestuosa de la relación de Ellen con su padre fallecido siempre está presente. El anhelo de Ellen por su padre no puede cumplirse, ya que es un tabú social. Además, su padre está muerto y Ellen busca un reemplazo. Le gusta Richard precisamente porque se parece a su padre, y esa pasión desbordante la lleva al crimen.

Spoiler:

Asesina a Danny, para quien Richard asume el papel de un padre ausente, porque siente que la están empujando a la posición de madre de Danny, es decir, la pareja de Richard, lo cual va en contra de lo que realmente desea (que él actúe como su padre). Por la misma razón, siente que debe deshacerse del hijo no nacido, ya que Richard se convertiría en el padre de un niño, pero no de ella. Es importante mencionar que la escena del aborto es precedida por otra en la que Ellen descubre que su habitación, que luego se transformó en el laboratorio de su padre, está siendo remodelada nuevamente por su familia para convertirse en una habitación para el niño no nacido. Esta revelación la frustra mucho. El lugar que alguna vez fue su habitación ahora debería ser un espacio para un niño que la reemplazará en su relación con Richard.



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Beyond the Forest (1949) - King Vidor

La historia clásica de una pueblerina que aspira a ser burguesa. Los pros y contras de la vida en un pequeño pueblo estadounidense se muestran de manera vívida, al igual que el enfoque central de una mujer que persigue sus sueños y detesta el rol que se les ha asignado a las mujeres tras la Segunda Guerra Mundial. Las metáforas abundan y se entrelazan con el desequilibrio psicológico de la mente de Rosa, ya sea a través del horno de la fábrica que ilumina el cielo infernalmente a intervalos frecuentes o del tren de vapor que retumba en el centro del pueblo, llevando a la gente hacia la gran ciudad de Chicago. Vidor inserta magistralmente estos elementos sonoros como símbolo de una vida que Rosa nunca tendrá. Comenzando con un flashback, Vidor se adentra firmemente en un ámbito noir, que se mantiene a lo largo de la película, con la considerable ayuda de la fotografía de Burks; las luces tenues y laterales cobran protagonismo en el último tercio, cuando el eje de la femme fatale alcanza un clímax trágico.
 

Sala66 - Barbara Stanwyck en “Voces de Muerte” (Sorry,___.jpg

Sorry Wrong Number (1948)​


Revisé esta de Litvak y, si tuviera que elegir unas pocas películas para comprobar la importancia de la puesta en escena, Sorry, Wrong Nunber estaría entre las más importantes. Está cuidadosamente construida y es extremadamente entretenida. Cada toma está elaborada con atención al detalle. Litvak era conocido por planificar cada disposición de la cámara con antelación, y probablemente por eso muchas escenas están tan artísticamente iluminadas y enmarcadas.

El director hace movimientos llamativos con la cámara, pero no son gratuitos; siempre revelan información. El guion, conciso, plantea el conflicto en los primeros tres minutos. Stanwyck define su personaje a la perfección, mostrando su obsesión, su neuroticismo y su amor erróneo por su marido ausente. Todo lo que el director muestra tensa aún más la situación. Cada flashback enreda la trama hasta crear una atmósfera insoportable, y la ominosa partitura de Franz Waxman ayuda a mantener una sensación de fatalidad inminente, culminando en esos diez minutos finales absolutamente inmisericordes, que Litvak rueda con una frialdad que quita el aliento. El cabrón no tiene compasión, es implacable.

'The telephone. It is the servant of our common needs – the confidante of our inmost secrets… life and happiness wait upon its ring… and horror… and loneliness… and… death!!!'

Estupenda.

Por cierto, aquí está el drama radial en el que está basada la película, una joyita.
 
Me parece una buena película, pero ese estilo que destacas se me hizo demasiado evidente. En unos años absolutamente memorables de cine negro se me queda algo eclipsada.
 
Puede. Incluso ese mismo año tengo mejor puntuadas Pitfall, Behind Locked Doors, Los amantes de la noche y hasta Raw Deal y la peli se estrenó poco después de Retorno al pasado que dejó el listón muy alto.

Aun así estupenda.
 
Sí, incluso añadiría Cry of the City, Berlin Express, Naked City y Force of Evil.
 
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Salón México (1949) - Emilio Fernández

Estupenda esta película, una obra que entrelaza con maestría un drama social y un noir mexinarco de bajos fondos, alternando la crudeza, la dureza y el sacrificio con instantes de belleza e inocencia inesperados. Una prostituta, medio ladrona, reúne dinero como puede para costearle a su hermana una educación de élite en un internado católico. Conocemos la vida miserable a la que se somete para conseguirlo, a su exproxeneta, un mestizo desequilibrado, y a un policía enamoradizo pero honesto, que presencia cómo el viejo mundo de la jerarquía y la ley se desmorona ante un nuevo orden que favorece al indeseable, castiga al trabajador y romantiza al criminal. Por otro lado, está el internado: la hermana, su pretendiente y la madre de este. Los momentos de violencia ceden paso a escenas de cortejo, a una madre dichosa por el regreso de su hijo de la guerra, a un viudo enamorado dispuesto a entregarlo todo sin esperar nada a cambio. Todo ello, con ecos profundos de Der müde Tod (1921) de Fritz Lang.

No retrata la vida con tintes tan sombríos por odio al mundo ni por misantropía. La protagonista rebosa amor y contempla la existencia tal como es: oscura y cruel, pero salpicada de destellos de color y luz. La película logra destacar la belleza y la espiritualidad inherente al sacrificio y al heroísmo, valores que, en un entorno cada vez más utilitarista y egoísta, se consideran inútiles. ¿Hay algo más absurdo, desde una cosmovisión materialista, que un héroe que da su vida para que otro viva? Este comportamiento carece de sentido en un marco utilitario, pues el heroísmo apela a la trascendencia, algo que las personas, tanto en la realidad como en la película, parecen haber olvidado. La protagonista se toma en serio el mundo con todo su sufrimiento y comprende que solo Dios puede redimirlo, consciente de la tragedia que supondría entregar su vida al monstruo de la mundanidad. Esto se refleja magistralmente en el contraste entre una escena en una iglesia y otra en un museo de arte prehispánico, cargado de violencia arcaica: la película está impregnada de belleza, pero siempre acecha lo primitivo, lo ancestral. A un final emotivo le sucede una fugaz imagen de amargura aciaga.

Fernández utiliza la Ciudad de México como un vasto escenario, con especial énfasis en el bullicioso club nocturno El Salón México, la catedral y el palacio de gobierno. Desde allí, Mercedes escapa hacia el sorprendente retrato de su edificio de viviendas: gris, vertical y destartalado. Las evocadoras imágenes de Figueroa, con su iluminación en claroscuros, alcanzan su cúspide en la escalera que conducirá a Mercedes al cielo en un momento de inspiración langiana.

“La vida está al revés; no sé dónde terminará esto”.



 
Conozco la carrera actoral de este hombre. Como director, solo he visto Salón, La Perla y María Candelaria (Enamorada la tengo pendiente). ¿Cuál otra dirías que merece la pena?
 
Un titán de los melodramas bañados por cachitos de historia de México, tenía una gran relación con John Ford, y se nota en las películas de ambos, incluso Ford llegó a tener al gran director de foto mexicano Gabriel Figueroa en El fugitivo, que venía de varias grandes películas con el indio Fernández. Yo recuerdo magníficas Las abandonadas, Flor silvestre, Enamorada, Pueblerina, Un día de vida, ... Pero tengo pendiente un gran ciclo de este director que muchos sitúan como uno de los grandes de la historia del cine.
 
Última edición:
Yo recuerdo magníficas Las abandonadas, Flor silvestre, Enamorada, Pueblerina, Un día de vida, ... Pero tengo pendiente un gran ciclo de este director que muchos situan como uno de los grandes de la historia del cine.
Las apunto.

Un titán de los melodramas bañados por la cachitos de historia de México, tenía una gran relación con John Ford, y se nota en las películas de ambos, incluso Ford llegó a tener al gran director de foto mexicano Gabriel Figueroa en El fugitivo, que venía de varias grandes películas con el indio Fernández.
Precisamente, en Salón México, Figueroa hace magia con la composición visual: los encuadres del club nocturno, con esos planos angulados y la profundidad de campo, crean una atmósfera sofocante que casi te mete en la piel de Mercedes. Cada toma está pensada para que el entorno, desde el caos del salón hasta la soledad de los callejones, hagas sentir el peso de su lucha sin decir una palabra.

Y ahora me estoy por ver Macario, también con foto suyamacario-768x543.jpg
 
Un titán de los melodramas bañados por cachitos de historia de México, tenía una gran relación con John Ford, y se nota en las películas de ambos, incluso Ford llegó a tener al gran director de foto mexicano Gabriel Figueroa en El fugitivo, que venía de varias grandes películas con el indio Fernández. Yo recuerdo magníficas Las abandonadas, Flor silvestre, Enamorada, Pueblerina, Un día de vida, ... Pero tengo pendiente un gran ciclo de este director que muchos sitúan como uno de los grandes de la historia del cine.

Ropit, no sólo Figueroa estuvo en el Fugitivo. El mismo Indio fue productor asociado y asistente de Ford en la película.

Unos años después, en Centauros del desierto, Ford nombró al personaje mexicano interpretado por el español Antonio Moreno como "Emilio Gabriel Fernández y Figueroa", en homenaje a ambos...
 
La Perla y Enamorada geniales... luego he visto otras dos de él que me dejaron más frio Maria Candelaria y Victimas del Pecado.
Tengo que ver más... y El Fugitivo es una sacada de chorra fotográfica, entraria facilmente entre las 20 mejores pelis fotografiadas de la historia.
 
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