Bastante alejada del B/N científico-espacial de sus inicios y de las exhibiciones de monstruos de su etapa más desatada, Los viajes de Gulliver destaca en la carrera de Harryhausen por ser la película en la que que menos intervienen sus FX de stop motion. Stop-motion aparte, para convencer de las diferencias de tamaño entre personajes tenemos aquí un notable trabajo de FX a base de integración con dynamation, maquetas, perspectiva forzada, juegos sonoros con la resonancia de las voces y mil trucajes de la vieja escuela que aguantan bastante bien el paso del tiempo. Jack Sher, director poco prolífico, se marca una dirección sencilla pero eficaz que en lugar de supeditarse a los FX, los conjuga en la propia realización.