ELECCIONES VASCAS
El llamado País Vasco español necesita, a estas horas, un Presidente, Jefe del Poder Ejecutivo. Como el País Vasco forma parte de España, tiene la mala suerte de tener un sistema electoral partitocrático en el que esa elección depende de una investidura del Parlamento, y no de los ciudadanos votantes. Depende de pasteleos, pactos, regalos, baile de cargos y comisiones. Por lo tanto, con esta composición parlamentaria:
Datos cortesía de El País, o sea, fiables como sostén de maricón
Lo más probable es que, saltándose todas las reglas de las supuestas ideologías partidarias, como más ablanda el dinero que palabras de caballero, a cambio de prebendas, gabelas y momios, pueda Patxi Lopetegi llegar a Lehendakari con el apoyo de los diputados del PP y de UPD, porque suman 38 entre todos, y eso es la mayoría absoluta.
Será un fraude democrático, claro; porque, como vamos a demostrar, no es lo que quiere el pueblo, ni lo que votaría si, en una segunda vuelta electoral, volviera a las urnas vascas para, en circunscripción única, dirimir entre Juanjo Ibarreche y Patxi Lopetegi quién de los dos merecía ser el Jefe del Poder Ejecutivo vasco. Ya sabéis de lo que hablo. Y si no, entrad en articulo99.org y os enteráis.
Pues preparaos, que vamos a hacer más cuentas que un rosario:
1ª Hipótesis: Todos los votantes del PSE votarían a Patxi, y todos los del PNV, a Juanjo.
2ª Hipótesis: Aunque ésta sea menos clara, todos los votantes del PP y de UPD votarían a Patxi, y todos los de Aralar, Eusko Alkartasuna, EBB a Juanjo.
Fijaos que les estoy reconociendo a los diputados electos una representatividad que no tienen, porque nadie sabe, en realidad, lo que piensan los votantes, lo que es el motivo por el cual hay que dejarlos votar directamente, y no usurparles ese derecho.
Pues bien: eso arroja un balance de 47,75% para Patxi y 52,25% de votos para Juanjo. O sea, que seguiría Ibarretxe de Lehendakari... Pero ¿no se nos olvida algo, o mejor dicho, alguien?
¡Ah, sí! Se nos han pasado los que no han votado a ninguna lista de partidos: un 34,12% de los vascos (y las vascas) con derecho a voto. Unos, porque son unos pasotas; otros porque no les gusta ninguna lista; otros porque les han anulado la suya y no pueden ir a votar -porque ese voto es, al parecer, un acto terrorista-; y otros, los menos, porque tienen más agallas que una dorada, y no votan porque esto no es una democracia ni nada que se le parezca... Dicho de otro modo, que de los electores con derecho a voto habrían votado en realidad -multiplicando por la participación-, el 31,45% a Patxi y el 34,42% a Juanjo.
La pregunta básica es ¿qué harían los votantes del entorno abertzale si pudieran votar en segunda vuelta? No han votado a nadie en las legislativas, porque no les han dejado votar a los suyos; pero esa buena gente, quizá, en segunda vuelta, sí les gustaría poder elegir entre uno y otro candidato, dado que va a mangonear sus destinos durante los cuatro próximos años. ¿Qué menos que ese derecho?
Pues veréis. Según mi opinión, otro 10% de vascos con derecho a voto, como poco, votaría en segunda vuelta, y elegiría mayoritariamente a Ibarreche, porque más alimenta el pan casero que el que vende el panadero, y más vale vasco conocido que españolista por conocer. No hay más que ver los abucheos bajo cuya presión han votado Patxi y su esposa hoy... Y si el amigo Spock ya hubiera ganado sin esos votos, mucho más con ellos. Y seguiría de Lehendakari otra legislatura, y quizá eternamente, haciendo bueno ese dicho de que más dura una taza vieja que una nueva.
Lo peor del sistema a doble vuelta es que, al menos en este caso, tanto el PSOE como el PP, se quedarían más corridos que gitanos en joyería -y probablemente para siempre jamás, con la composición social que tienen las provincias vascongadas-. Evidentemente, los partidos nacionales PP y PSOE se irían lloriqueando a Madrid y cambiarían la Constitución, porque juntos pueden cambiar lo que se les antoje, y acabarían con el régimen autonómico de un plumazo. Son así de demócratas, como ya han venido demostrando al ilegalizar partidos enteros y no permitir que sus votantes tuvieran representación, aunque fuera partitocrática.
Por todo ello, resumo, dado que el sistema que tenemos está más desprestigiado que el Conde Don Julián, la elección de los presidentes en segunda vuelta electoral es un paso básico hacia la verdadera democracia. No el único, pero sí fundamental; y hay que persistir aunque conseguirlo nos resulte más difícil que pellizcar la luna de un escaparate. Mientras en España no tengamos libertad política para eso, como mínimo, no se puede votar en ningunas elecciones. El resultado de estas autonómicas lo demuestra, una vez más.
MALDITO HIJO DE PERRA