Enigmax dijo:
Gracias a este Post me he animado a rebuscar entre mis viejas y polvorientas cintas en VHS en las que atesoro grandes películas, como TODA mi colección de Hitchcock, Francois Truffaut, y otros tesoros que no encontré en DVD. Películas que de verdad basan su discurso en el más puro lenguaje cinematográfico.
Y veo diferencias, muchas diferencias, con el grueso del cine que se hace hoy en día.
Hitchcock era un director muy comercial, bajo contrato; se fue a Hollywood por dinero a hacer pelis de encargo como
Rebeca. Durante gran parte de su carrera no fue considerado precisamente un auteur, sino un tipo taquillero. Él mismo decía que "el cine es una sala con 400 butacas que hay que llenar".
Sobre el puro lenguaje cinematográfico, veamos que entiendes por esto, defínemelo, porque yo creo que a día de hoy hay unos cuantos realizadores excelsos que lo practican con bastante eficiencia.
Enigmax dijo:
... e inocentes son los que se creen las declaraciones impuestas por los departamentos de márketing.
Yo nunca me creo ninguna declaración ni ninguna entrevista "oficial".
Eso ha sido así desde que el cine es cine, al menos en Jolibú; de hecho muchos "clásicos" no son más que productos de marketing, se los vende como clásicos y el personal se lo cree.
Leonardi dijo:
Lo que influye es mi experiencia personal. Mucho antes de que yo asistiera a mi primera película de Spielberg, que fue Tiburón, ya había visto mucho cine y me había dado cuenta que no era lo mismo Gone with the Wind, Casablanca, Ben-Hur, The Bridge on the River Kwai o Doctor Zhivago que cosas como Un condamné à mort s'est échappé, Persona, Teorema o Der junge Törless. Por supuesto, las primeras eran taquillazos que iba a ver todo el mundo, mientras que las segundas duraban poco en cartelera y se movían más en ambientes cinéfilos tipo cine-club. Pero sentía que, aunque las otras estuvieran muy bien hechas, la emoción de ver algo nuevo, algo distinto, sólo la encontraba en las segundas.
Spielberg tiene un sello personal, pero también lo tiene Michael Bay; ¿y? Técnicamente son impecables, pero la capacidad de riesgo, de encontrarte algo original, de tratar temas profundos, de llevar los límites del formato un poco más allá de ambos directores es nula. Por supuesto, no les comparo; sin embargo, en ese campo son iguales. Lógicamente, con el tiempo ya sé lo que me voy a encontrar cuando estrenan una película de Spielberg. Podrá hacerlo muy bien (como en el caso de Schindler's List) o mal, pero, al menos a mí, Spielberg no me ha sorprendido ni emocionado realmente en mi vida.
Lo que sí tengo es la garantía de dos horas de entretenimiento. Si sólo buscas eso, es tu director.
Creo que te vuelven a tirar más las etiquetas que los resultados o las propias películas en si.
Has nombrado, por ejemplo, dos de mis películas favoritas de dos de mis directores favoritos,
Persona, del señor Bergman, y
Tiburón, del señor Spielberg... no entiendo que el disfrute de una me tenga que impedir el de la otra, igual que hoy puedo comer cocido y mañana sushi... hay todo un arte para hacer bien el cocido, y todo un arte para hacer bien el sushi: uno no puede comer cocido esperando que sepa a sushi ni puede negarle sus cualidades por ello.
De igual manera, no le puedes pedir a Spielberg que se exprese en los términos de Bergman, o Bresson, o Passolini, o Schlöndorff. (y ya si me dices que este último te parece en lineas generales mejor director que Spielberg, te retiro la palabra), ni tachar el entretenimiento como algo que sea, por decreto, necesariamente vacío de contenido, intenciones u originalidad. ¿No hay profundidad y complejidad en
El imperio del sol,
Munich o
AI? ¿Son solo entretenimiento sin neuronas?
El puente sobre el rio Kwai o
Doctor Zhivago, por reiterar tus ejemplos, son a menudo muy originales en su concepción visual y muy complejas en sus personajes y motivaciones; que decir de
Lawrence de Arabia, por seguir con David Lean, que tiene secuencias enteras de instrospección que parecen puro cine de arte y ensayo... De hecho, si hablamos del cine comercial de esa época y anterior de Jolibú, nos encontramos con unas muestras de complejidad y creatividad desbordantes que ningún buen aficionado debiera soslayar; se me viene a la cabeza
El hombre del oeste, de Anthony Mann, que, de no ir los tios con pistolas y sombreros, es tan seca, bizarra y llena de vericuetos psicológicos que bien podría ser una de Bergman; o
De entre los muertos, de Alfred Hitchcock, que tiene desde boyeurismo hasta fetichismo pasando por la necrofilia, envuelto todo ello en una realización escandalosamente moderna y ensoñadora; y que decir de
Psicosis,
El apartamento,
El buscavidas,
El hombre que mató a Libery Valance,
El tren,
Lolita,
Plan diabólico, y un largo etc de cine puramente comercial de esa época que rebosa profundidad, creatividad y calidad por los cuatro costados.
Tan autoral y compleja me parece
Persona como
El hombre que mató a Liberty Valance, por nombrar dos pelis más o menos coetáneas; no obstante, Ingmar Bergman dijo en alguna ocasión que el mejor director que conocía era John Ford... Y si ellos se reconocían entre si, ¿porqué no lo voy a hacer yo por culpa de unas etiquetas?