Hoy hay que preparar el cuerpo para una dura jornada, que ha empezado pronto y ya veremos cuándo terminará... comienzan los fastos navideños, con todas sus consecuencias...
Además de un baño relajante, uno puede ponerse este precioso disco de esta pareja de MONSTRUOS - con mayúsculas, sí - del piano y del violín como son Michel Petrucciani y Stéphane Grappelli. Monstruos de la interpretación, sí, pero sobre todo monstruos de la improvisación, esa palabra mágica que asusta al que se acerca por primera vez al Jazz y que atrae como si fuera un Santo Grial al que lleva un tiempo dentro de él.
Lamentablemente ninguno de los dos sigue vivo. Michel Petrucciani falleció en 1999, aquejado de una enfermedad que le impedía el desarrollo y que si cabe convierte en más meritorio su arte al piano. Junto a au padre, el guitarrista Tony Petrucciani, que siempre estuvo a su lado, grabó un magnífico disco llamado Conversation que otro día reseñaré.
Y Grappelli dos años antes, en 1997 a los 89 años y en París, la misma ciudad que le vio nacer, después de una vida que le llevó a pasar por todo, desde que comenzara con solo 12 años a tocar el violín en la calle. Hizo pareja con el gitano y maestro de la guitarra Django Reinhardt y tiene una extensísima discografía. Nadie diría que tenía 87 años cuando grabó este disco, y es que aunque suene poético, el que es un artista lo es hasta la muerte.
En este Flamingo, comienzan con una versión del clásico
These Foolish Things que me encanta. Empiezan juntos pero es Grappelli quien lleva el peso inicial de la melodía con su violín, melancólico y que no sé por qué me sitúa más en Buenos Aires que en otro lugar, el piano de Petrucciani le acompaña perfectamente hasta el 2:11 en donde Michel toma el control y nos deja claro que es capaz de construir el mismo tema con otras piezas, o con las mismas... es imposible escucharlo y que no me ponga la piel de gallina, y depende de cómo me pille el día... incluso puede escaparse una lágrima sin problemas.
Y es que cuando la música me llega... lo hace hasta lo más hondo de mis entrañas.
Del resto del disco... ¡qué decir! puro disfrute. La pareja no está sola y les acompañan el bajo de George Mraz y la batería de Roy Haynes.
Todo un regalo de Olentzero que podéis escuchar en
http://open.spotify.com/album/290fn3fA85Zqm2ubOwmEI9
Michel Petrucciani & Stephane Grappelli: Flamingo (1995, Dreyfus Jazz)