Parece la adaptación fallida de una novela que no existe, con ese síndrome de la fidelidad escrupulosa de cara a un fandom, aunque el resultado sea un mal resumen atropellado y del que no entiendes un carajo. La lucha de siempre del bien contra el mal, y entre medias, un individuo inocente, puro, un idiota que a su modo es un genio, que será la clave de todo. El problema es que nada funciona y está todo pésimamente contado. Recuerda incluso al chapucero universo DC (¿será cosa de Warner?), con el mismo guión sin sentido, hipetrofiado y sin nada que sustente tanto personaje, tanta subtrama, tanta chorrada, en definitiva. El tal Scamander pretende ser alguien entrañable y acaba siendo entre cursi y raro; de hecho, parece precisamente el que menos pinta en semejante sindiós, por no decir que el tema de los animalitos aquí está prácticamente metido con calzador y no aporta nada (a ver a qué viene el kelpie ese, o el interés pagafantil que está por estar). Ignoro si el problema será de la escritura culebronesca de la Rowling (perdidísima después de su gran éxito) o del juntaplanos abonado de por vida al universo Potter que está al frente (supongo que cuando dejen de hacer películas de ésto -si es que llega ese día- este cabrón se jubilará ya para siempre).
Un cholón de personajes que ni en una de Berlanga, un paralelismo con la extrema derecha de ayer y de hoy, la demagogia y qué sé yo... todo como improvisado, y un Dumbledore cuarentón que en la época de HP debería de tener... ¿100 años?. Salen por ahí Nagini, Flammell, supuestamente para reconectar con la saga original... pero no (¡¿entonces pa' qué?!). Un puto melodrama del copón con los Lestrange por ahi, que nunca han pintado un carajo. Aunque no lo parezca, la acción avanza muy poco y no puede decirse que pase gran cosa. Y seguimos: un dragón chino liándola por ahí, y se olvidan de él durante media peli. Un negro con un bicho extraño en un ojo ¿por qué? Porque sí. Un uso de la magia, ahora sí, que es la excusa perfecta tanto para el todo vale (los cortinajes esos, los balrogs de fuego azul...) como para llenar la pantalla de digitaladas y disimular la puta nada. Lo único positivo que puedo añadir es Depp como Grindelwald, con cierta presencia, contención y lejos de sus histrionismos habituales (un logro para él, mejor incluso que el lamentable Voldemort sin napia). La cosa acaba (por fin) con un supuesto giro sobre la identidad del chaval (adolescente que aparenta cuarenta años, por cierto) que no estoy seguro de entender (como todo, en realidad).
Pa' los perros el sacacuartos infame éste.