Respuesta: Avatar (de James Cameron)
(id, James Cameron, 2009)
Soy el rey del mundo (una vez más)
Año 1997: James Cameron estrena Titanic. Hace historia en la gala de los Oscars llevándose 11 estatuillas doradas al grito demencial de "¡Soy el rey del mundo!". A partir de ahí desapareció del panorama cinematográfico. Estrenos medio furtivos de documentales sobre las profundidades marinas e invirtiendo tiempo y dinero en su próximo proyecto iba dando pequeñas pinceladas de lo que se avecinaba. Auguraba que iba a ser el cambio revolucionario en el mundo del cine, que nunca se había visto nada igual, que el 3D sería el paso siguiente... pequeñas pinceladas de algo que se estaba gestando y pocos podían predecir en qué se iba a convertir "Avatar" y cuál sería su repercusión. Nadie dudaba de que Cameron era uno de tantos rey Midas que logran conquistar la taquilla pero desde finales de los 90 no había estrenado nada y los tiempos cambian, los gustos también.
2009. Diciembre. El público respondió, la taquilla se vio sobresaturada de masas incontroladas ante el nuevo título de culto inmediato, con aclamación popular del nuevo formato con el 3D a la cabeza, convirtiéndolo en el nuevo espectáculo atracción y resurgiendo de sus cenizas cual ave Fenix. Cameron volvió a conquistar la cúspide logrando lo que ya había conseguido con Titanic siendo, una vez más, la película más taquillera de la historia con más de 2 mil millones amasados y los que quedaría por recaudar en los consiguientes formatos domésticos. En la gala de los Oscars el reparto de premios no fue tan efusivo como él creía y tuvo que quedarse con los premios menores o los que tan sólo interesan a los fans de lo técnico. Pero eso daba igual. Con Avatar marcó un antes y un después en cuanto al cine como vehículo de escape y lucimiento de unos efectos especiales innovadores y sumamente caros.
Según cuenta en uno de tantos documentales, al igual que con un sueño febril logró crear el universo de Terminator, el germen o semilla de Avatar viene o nace de cuando él estaba en la Universidad. Tenía una idea extremista y desgarradora de que si el ser humano no tomaba medidas en el asunto en referencia al cambio climático, la desforestación masiva del Amazonas y el cuidado del planeta a fin de cuentas acabaríamos por destruirnos a nosotros mismos. En sí un gesto noble pero aplicado a una fábrica de hacer dinero (y jugar con las emociones e ilusiones) como es el cine en sí mismo. Y lo que en sí podría ser un filme ecológico acaba convirtiéndose en un festival, del cual hablaré más adelante, de luces, sonido, efectos especiales, lugares idílicos/oníricos que quizás acaban siendo la piedra angular de este mamotreto de guión simple con envoltorio de lujo.
Bienvenidos al mundo de Pandora pues ya no estamos en Kansas
Aunque Cameron intentó por todos los medios hacer creer a los espectadores que Avatar era un producto novedoso, original, si bien es cierto que la fantasía que comprende sus criaturas y su mundo era algo a lo que no estábamos acostumbrados no hay que ser muy espabilado para ver la gran cantidad de referencias cinéfilas que hay en su película desde Ferngully, Bailando con lobos, Aliens, El último samurai, Pocahontas, al igual que la fantasía visual y cinéfila de casos como los productos surgidos de los estudios Ghibli o referencias culturales como John Carter of Mars o la novela de Poul Anderson "Call me Joe" entre otras muchas.
3 años (y pico después de su estreno) con las aguas ya pasadas y el ruido provocado por el fenómeno Avatar y vista, de nuevo, la versión del director con unos 16 minutos añadidos diré que el producto, como espectáculo visual no tiene apenas crítica. Es un fuego de artificio más que competente, con apenas fisuras en cuanto a exposición y Cameron lo sabía (y lo sabe). Su juguete tiene un acabado perfecto y a pesar de que algunos acabados infográficos en lo que a criaturas se refiere se resienten un poco pues se nota el CGI demasiado todo lo que compete a los naa'vis principales y su mundo tiene un empaque de lujo, donde cada detalle, cada píxel, cada molécula invertida, cada centavo gastado luce como nunca. La simbiosis con el entorno, la credibilidad de estar ante una flora y fauna perceptible, logrando crear un cosmos a partir de la nada con un sinfín de capas, entornos, profundidad y espectáculo a partes iguales sin reparar en gastos, como John Hammond en Jurassic Park.
Porque Pandora convence por muy incrédulo que sea uno. Nada más hay que ver la calidad de los acabados en torno a la vegetación, a la piel de los Naa'vi, la sensación de contemplar un mundo lejano pero a la par que repleto de color y texturas. Porque ese es otro apartado: el color. Cameron juega con la viveza de ellos y prefiere inyectar vida a todos y cada uno de sus seres. Quizás abuse de un exceso de luces de neón ficticio, pero supongo que ahí radica la originalidad y fascinación por ese cosmos, como si de un futuro distópico, cósmico, ecologista y buen rollista se tratase. Como siempre he dicho y he defendido "Avatar" es un producto impresionante, con un diseño de producción indispensable en lo que a fantasía y espectáculo se refiere. Cameron vuelve a lograrlo una vez más consiguiendo lo más difícil todavía y apostando el todo por el todo como decía Luke Skywalker en Star Wars.
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