A ver, en eso coincido con Vanland. Que es mejor que cualquier otra cosa "mundana", si. Pero eso no es crema, es espuma. Y no es igual. Ni en la leche, ni en el café. Las cosas como son.
Efectivamente.Sin desmerecer para nada esa taza (seguro que está riquísimo) hay que tener muy en cuenta que una cosa es la espuma y otra muy diferente la crema, tanto en la leche como en el café.La espuma es acuosa, la crema es viscosa.Además el problema de la espuma es que no se integra con el líquido, sea café o leche debido a la diferencia de densidad.Por esa razón cuando te bebés un café con espuma (sea en la leche, café o en ambos) desaparece en los primeros sorbos ya que se queda en la superficie sin integrarse con los líquidos.
Un café cremoso bien hecho garantiza que la crema esté presente hasta el final de la taza.Y me refiero en todos los casos, sease café solo o acompañado con leche.
La crema en el café entra dentro del dominio de los filtros "atmosféricos", llamados así porque trabajan a presión atmosférica, es decir, tu pones el filtro bajo el grifo y cae agua a través de él.
Un filtro "presurizado" sin embargo sólo permite el paso del líquido bajo una presión mayor a la atmosférica.Por esa razón si lo ponemos bajo el grifo no permite el paso del agua.Es esa presión artificial "de más" que genera el filtro la que da lugar a la espuma.
Con filtros presurizados te vale prácticamente cualquier molienda y por tanto cualquier molino.
Los atmosféricos exigen moliendas muy concretas que suelen ser en el mundo del expreso de una finura (incluso harinosas) a las que no llega un molino normal.
También exigen una granulometría de la molienda constante y generalmente siempre debes ir variando carga, molido o ambos.
En el caso de la leche la crema exige una lanza de vapor decente con una dispersión constante.Y sobre todo una técnica manual muy concreta consistente en aplicar dos procesos, en este orden: "aireación" y "homogeneización". Para poder realizar correctamente estos dos procesos es muy importante que tanto la jarra como la leche estén bien fríos (por debajo de 10 grados) porque sino no te va a dar tiempo a hacerlos correctamente. (No debemos pasar de los 60-65 grados finales).
La aireación consiste en "oxigenar" la leche situando para ello el pitorro del vapor de la lanza en la superficie de la leche SIN generar burbujas, entre el centro de la jarra y el lateral de la misma, a unos 45° sobre la superficie.El sonido es muy característico y si se hace bien la leche empezará a girar en círculos en la superficie de la jarra.
Una vez notamos con la mano en la base de la jarra que está bastante caliente entonces hundimos el pitorro más o menos un centímetro en la leche para conseguir que el calentamiento de la leche sea homogéneo y no sólo en la superficie.
Aquí ya estaríamos en el segundo proceso, la homogeneización.
Aguantamos con la mano hasta que veamos que ya va a quemar y esperamos unos segundos y cerramos.En ese punto tendremos la leche a esos 60-65 grados centígrados que es el ideal para conservar su dulzura.Más allá de ese rango de temperaturas nos arriesgamos a que la leche sepa a "gachas", y eso es suficiente para destrozar una taza.Vamos, para que vaya al fregadero.
Una vez cerrado el vapor se limpia rápidamente con un trapo humedecido en agua caliente el pitorro de la lanza y lanzamos un breve chorro de vapor para limpiarla internamente (ya que va succionando leche).
Cogemos la jarra y observamos que hay crema densa pero con un colorido un tanto mate.Lo que tenemos que hacer ahora es dos cosas: asentar y "sacar brillo".
Asentar es dar con la base de la jarra unos golpecitos en la encimera para colapsar la posibles microburbujas que estén presentes en la crema.Esto es muy importante ya que estás microburbujas (y no tan micro) impiden la integración entre la propia crema y la posterior integración total con la leche y el café.Por eso también en el caso del café muchos baristas también pegan un toque en la taza del café antes de integrar la leche.
Una vez asentada la crema y la leche (y el café si también se hace con su taza), procedemos a "sacarle brillo".Esto consiste en empezar a girar la jarra en círculos amplios con un movimiento progresivo y constante en el que también integremos leves variaciones de altura de la jarra arriba-avajo, abajo-arriba.De esta forma integramos totalmente la crema con la leche y empezamos a observar un brillo en la misma muy característico (parecido a la nieve).Le damos varios meneitos y listo.
Por último yo suelo separar el contenido de la jarra en otra jarra, mitad y mitad.(calentada previamente para no cargarnos la estabilidad térmica).Así en el movimiento de trasvase hacía la otra jarra vuelvo a "airear"-"Oxigenar" la mezcla y además homogeinizo el reparto de la crema entre la leche.(Muy importante sobre todo si vas a repartirla entre dos tazas).
Se sirve y si se quiere se puede hacer "Latte art" (dibujitos en la superficie).
Si la mezcla no está bien estructurada no se puede hacer "Latte art".Luego es un buen indicativo de que está realizada correctamente.
Cuando está bien hecha la mezcla al echarla encima del café se integran maravillosamente y la textura es extraordinaria.A veces sale mejor, a veces sale peor, pero la diferencia es sustancial.En cualquier cafetería de especialidad podéis observar todos estos procesos perfectamente.Y.liego eso sí cada barista tiene su "librillo".
En fin,.os he contado todo esto para que se pueda ver qué cremar la leche no es moco de pavo.Exige bastante técnica y mucha práctica.