ésa es otra.
Una cosa es condenarle a una multa que puede pagar sin problemas -si es que no se la acaban pagando los obispos- y la otra meterle en la trena tres años y medio.
Diría que la diferencia es sustancial.
Desconozco los detalles del caso del infrahumano este de El Rafita, pero no me explico como alguien que sale un par de veces todos los años en las portadas por su enésima fechoría, no duerme ya en prisión por los próximos quince años.
¿Alguna luz, @geminis?