El Bayern Múnich saltó al campo con una formación extraña y probablemente cortoplacista. Es típico de su técnico empezar los partidos con una disposición alternativa que será cambiada tras un primer instante.... No obstante, aunque estratégicamente guardaba su lógica, el plan fracasó con estrépito.
Con el Bayern parado en un 4-3-1-2, el encuentro sí tomó color de noche seria. Xabi Alonso fue provisto de dos líneas de pase claras y, a partir de la conexión con Thiago (interior izquierdo), hizo ganar metros a su equipo..... En cualquier caso, incluso en estos compases del choque, en los que por cierto el Barça vio desactivada su posesión por el buen trabajo de Lahm y Bastian sobre Iniesta y Busquets, el gol era un final mucho más afín a los locales que a los visitantes.
El segundo tiempo trajo consigo un nuevo giro de guion. Guardiola dio una vuelta y, resumiendo, pareció asumir que marcar gol por juego no le iba a ser posible. Con Bernat y Thiago superados por los hombres de
“Lucho”, que a su vez estaban sumergidos en un sistema que no regalaba pros a los Pep, los únicos argumentos del ataque forastero eran Müller y Lewandowski, y no merecía la pena desnudarse en pos de que entre ambos tratasen de desbordar al Barça. Así pues, se puso a defender. Con la pelota, eso sí. De esta manera logró lo que había perseguido en el primer cuarto de hora: desactivar el vértigo culé.... incluso en este tramo a su favor, el Barça creó más peligro. Messi seguía controlado, pero Ney se había encendido. Por Ney, el Barça era mejor hasta cuando Pep escribía la historia. El 0-0 y usar
“el factor Allianz Arena” era su única salida.
Y entonces llegó la acción. Un error en salida del equipo que jugaba a no perderla, propiciado por la pasión de Rakitic y la sabiduría de Daniel, encaró a Messi contra Neuer en ventaja relativa. Era la primera vez en 77 minutos que Lionel hallaba una situación remotamente favorable.... La resignación sumisa, por más que la anuncien de palabra, debe provocar un shock y un dolor de recitación imposible. Se notó en los jugadores del Bayern. Los once entraron en esa sexta dimensión que absorbe cerebros y transforma en marionetas a tipos íntegros e inteligentes.