Es un intento de explotar un suntuoso imaginario oriental de misticismos y artes marciales, pasados por un tamiz de ultramodernidad asiática macarra, que me ha funcionado como espectáculo con buen ritmo y planificación visual en las escenas de acción, pese al exceso de CGI que como siempre lo hace todo demasiado irreal y poco físico. Si me tengo que quedar con una, la del autobús no anda nada mal y juega bastante con el espacio. Los minutos iniciales subtitulados y emulando descaradamente al wuxia no se molestan en ocultar las ganas que se le tienen al mercado chino. El problema, la ausencia de “sense of wonder” de ese, nos cuelan una cultura supuestamente fascinante, con una historia, mitología o lo que sea pretendidamente riquísima, y nos lo tenemos que creer porque así nos lo dicen. Vemos dos praderas, una montaña de Playmobil, el bosquecito de Pac-Man y unos cuantos pokemon por ahí (el desafío final de los bichos no tiene nada que envidiarle a los kaiju de la saga de la competencia… Marvel jodiendo, como siempre). Durante un rato la cosa puede engatusar, pero es empezar con las venganzas por la muerte de mamá y ya se te cae el alma a los pies ante lo mil veces visto y oído… al menos hay cierto empaque pese a lo insustancial, repetitivo que vuelve a ser todo.
El carisma del prota, pese a que esto es muy subjetivo, lo he visto inexistente (exactamente igual que el de Black Panther) y se lo come, qué novedad, esa secundaria que es Awkwafina, que sirve de alivio cómico sin caer en lo irritante. Los esbirros de turno, sin comentarios en cuanto a lo planísimo, sin gracia, del montón. Luego toda la trama familiar es de risa a poco que se pare uno a pensarla, te das cuenta de que nada tiene mucho sentido; de que lo de la hermana decepcionada está como descolgado del resto, de que el padre, para haber vivido tantos siglos, es tonto perdido… esas cosas que se echan en cara el uno al otro no pueden ser más forzadas. El intento por vincular como sea a un personaje de nuevo cuño con el resto del universo cinematográfico es un poco cutre, para ello han tirado del secundario del Doctor Extraño, supongo que porque es chino también (genios) y quizá porque era el actor que más barato les salía. Lo mismo con el Kingsley y el animalito digitaloide (esto parece de la saga nueva de Harry Potter). El Leung aporta dignidad a un villano melancólico y muy suyo, pero que vuelve a ser, pese a sus motivaciones más humanas, otro recurso barato de plantilla a los que tan acostumbrados nos tiene Marvel en lo que a malos malísimos respecta.