Este señor tenía dos opciones: subirse al carro de la mayoría, y salir por patas para buscar su integración en otro partido, o apostar por quedarse, ganar protagonismo, y ver si Ciudadanos reflota y el se queda de amo del gallinero.
Ha optado por lo segundo, que me parece una estrategia respetable. Lo que no es respetable es cagarse en antiguos compañeros para hacerse sitio. En política no debería valer todo.