Sobre Walter Elias Disney se han rociado estrambóticas leyendas urbanas con el objetivo de derribar el mito del americano ejemplar. Que no sabía dibujar, que realmente no creó a
Mickey Mouse, que era antisemita, que era un delator al servicio del FBI, y hasta que fue congelado poco antes de su muerte... Pero, como ocurre con la historia de
las últimas palabras escritas por el animador estadounidense o la de que nació en Mojácar (Almería), algunas tienen una importante base real.
Oficialmente,
Walt Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois. Su padre, Elias Disney, un granjero de antepasados irlandeses, estaba casado con la maestra de escuela Flora Call, natural de Ohio pero de antepasados alemanes. Según la biografía aprobada por el animador, director, guionista y productor americano, la familia se trasladó en 1906 a una granja en las cercanías de Marceline, Misuri, a causa de la creciente criminalidad en Chicago. De esta época datan l
os primeros escarceos de Disney con el dibujo y su gran afición por los trenes.
Sin embargo, Elias Disney cayó repentinamente enfermo de fiebre tifoidea y, a pesar de contar con la ayuda de sus hijos mayores, se vio imposibilitado para continuar trabajando en la granja. La vendió, y la familia vivió en una casa alquilada hasta 1910, año en que se mudaron a Kansas City. Tras ejercer como conductor de una ambulancia
durante la Primera Guerra Mundial en Francia, Walt despegó su carrera como dibujante en Kansas. Allí emuló la historia americana más clásica: el hombre que levanta un imperio desde cero.
Isabel Zamora, la lavandera de Mojácar
Hasta aquí llegan los primeros años de la biografía oficial del fundador de la factoría Disney, que el propio FBI calificó de confusa en sus informes. Y sobre aquellas dudas emergió la leyenda de Isabel Zamora, una joven lavandera que emigró desde Mojácar con su hijo, llamado José Guirao Zamora, a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. El hijo bastardo, posiblemente
del médico Ginés Carrillo, era la causa de que la almeriense decidiese huir de una población rural que marginaba a las madres solteras. Zamora partió desde el puerto de Cartagena, rumbo a Chicago, donde entregó el pequeño al matrimonio formado por Elías y Flora Disney.
Según el libro que Cristopher Jones -hijo de uno de los antiguos agentes de prensa de Disney- dedicó al asunto, un directorio de la ciudad de Chicago fechado en 1900 confirma que un hombre llamado Juan Zamora,
a todas luces un hermano de Isabel, vivió en la misma calle que Elias y Flora Disney.
Cierta o no, la leyenda atrajo el interés del propio dibujante. Según el testimonio de los lugareños, el americano envió al pueblo andaluz en el año 1940 -cuando la revista española «Primer Plano» desveló por primera vez la historia- a tres hombres vestidos con traje gris que se decían representantes de Walt Disney Studios. Buscaron en el padrón municipal el certificado de nacimiento de José Guirao Zamora, pero no encontraron su ficha, que pudo ser víctima de un incendio en
la Guerra Civil junto con otros archivos de la localidad. No obstante, según la versión de Cristopher Jones, los visitantes sí hallaron el documento y arrancaron las hojas para trasladarlas a EE.UU. Cabe mencionar que tampoco la partida de nacimiento de Walt Disney en Chicago se ha podido nunca localizar -solo una fe bautismal fechada años después de que naciera-, pese a que se conservan las de los otros hermanos.
Eduardo Soler dirigió en el año 2010 el documental «
Disney a través del espejo», donde trató de arrojar luz sobre cuánto había de cierto en la leyenda. Uno de los ejes del documental es la fructífera relación del dibujante con
John Edgar Hoover, el más famoso y controvertido Director del FBI. Como pago por su papel en la caza de brujas contra miembros de Holywood sospechosos de ser comunistas, la rumorología sostiene que Hoover ayudó al cineasta a esconder sus complicados orígenes. Ciertamente, documentos desclasificados demuestran que Disney actuó secretamente como agente del FBI desde los primeros años de la década de 1940 y que en 1954 fue ascendido al rango de «contacto de agente especial» (special agent contact) por orden directa de Hoover.
¿Disney confesó a Dalí su secreto?
Otra punto más confirmaría el extraño interés de Walt Disney por Almería a partir de los años 40. Un rumor muy extendido -se dice que por el alcalde de Mojácar- afirma que Disney confesó que se sentía andaluz a
Salvador Dalí, al que conoció en 1945 durante el rodaje de «Recuerda» de
Hitchcock. A principios de 1946 comenzaron a trabajar juntos para la realización de un corto animado, «Destino», que tras ocho meses de trabajo se abandonó. No en vano, el tiempo que pasaron juntos habría dado lugar a esta delicada confidencia. Una noticia que, de hacerse pública, habría resquebrajado la inmaculada imagen pública del patriota por excelencia.
Asimismo, el fotógrafo Tito del Amo, cuyo testimonio es sumamente importante en el documental de Eduardo Soler, conoció a Disney con 10 años
cuando ambos eran vecinos en Los Ángeles y paradójicamente acabó viviendo en Mojácar. Tras cubrir como fotógrafo el accidente nuclear de Palomares, el empresario estadounidense se instaló en Almería sin tener ni la más remota idea de los orígenes almerienses del padre de los dibujos animado. Cuando Tito del Amo tuvo noticia de la leyenda, su primera reacción fue abrazar la versión más extendida (se trató de una campaña de propaganda orquestada por el régimen y del alcalde del municipio). Sin embargo, los más de 30 años de su vida que ha indagado en el asunto le han demostrado que no hay nada claro en la biografía de Disney: «Pensé que podría probar que no era cierto, pero no lo logré. Ahora dudo de la historia de Chicago y de la de Mojácar».
Con todo, se supone que la única forma de comprobar
si Walter Elias Disney era realmente José Guirao Zamora, a falta de pruebas documentales, es a través de un análisis de ADN al hijo del médico Ginés Carrillo, el que supuestamente dejó embarazada a Isabel Zamora. Muchos lugareños, sin embargo, cuestionan que el médico fuera quien mantuvo relaciones con Isabel Zamora, cuya pista se perdió para siempre en Chicago.