Magnolia, te recomendaría la lectura del libro
Comer animales, de Jonathan Safran Foer, que está narrado desde la perspectiva de alguien que afirma ser un "vegetariano que come carne". Una persona que durante gran parte de su vida sufrió esa misma lucha interior de la que tú hablas y que, cuando se convirtió en padre, decidió posicionarse de manera clara con respecto a este tema y saber cuál era la forma más responsable de alimentar a su hijo.
Frente al típico manual pro-vegetarianismo, este libro me gusta porque expone hechos a favor del vegetarianismo, pero no es radical acerca del consumo de animales. Si analizamos los aspectos nutricionales, económicos, sociales y ambientales, la conclusión es clara: la dieta de los seres humanos debería estar compuesta,
mayoritariamente, por alimentos de origen vegetal. Mayoritariamente, pero no exclusivamente, ya que el comer carne animal forma parte de nuestro historial filogenético y, nos guste o no, existen ciertos nutrientes básicos para el funcionamiento de nuestro organismo que sólo se pueden obtener de carnes, pescados, huevos y/o lácteos.
Lo ideal sería que nuestra dieta estuviera compuesta mayoritariamente por frutas, verduras y legumbres, acompañada por una pequeña guarnición de alimento animal (en vez de al revés). Si todos siguiésemos este patrón alimentario, el consumo de carne disminuiría bastante y no haría falta seguir patrones de explotación animal tan abusivos.
Una alternativa posible es que empieces a consumir, como insinúa Txema, carne "ecológica". Claro que esto también es bastante discutible. Si antes le preguntaba a Txema qué quería decir con "ecológico" no era porque no supiera a qué se refería, sino por el hecho que dentro del mundo de la "alimentación natural" también hay mucho vendemotos, y que la etiqueta "ecológico" hoy en día se usa como estratagema comercial para captar a los consumidores "concenciados", pero que en muchísimas ocasiones los productos que se venden no son mucho mejores para el ecosistema que los resultantes de la producción industrial. En cualquier caso, hablar de ganadería ecológica, en sí misma, es un timo, ya que toda intervención del ser humano de carácter agrícola y ganadero, ya sea con métodos tradicionales o industriales, modifica el equilibrio natural del ecosistema y, por tanto, nunca puede ser considerada "ecológica".
Por otra parte, es cierto que se montan cadenas industriales salvajes por una salchicha. Pero, ¿acaso no se montan también cadenas industriales salvajes por un tomate? Somos más de 7.000 millones de seres humanos, y la cifra no para de aumentar año tras año. Se estima que, al ritmo de crecimiento actual, en el 2050 seremos 10.000 millones. ¿Alguien me puede explicar cómo producir alimentos para tanta gente sin cadenas industriales salvajes?
Lo que quiere decir es que de un tiempo a esta parte parece que está de moda denigrar todo lo que tenga un origen industrial, cuando lo cierto es que sin las industrias agrícolas y ganaderas nunca hubiera sido realidad la situación que vivimos actualmente: hay comida de sobra para todos (otra cosa es que el reparto de dichos alimentos siga siendo desigual) y encima a precios muy accesibles. Hace décadas, comer un filete, o una tableta de chocolate, o una bolsa de naranjas, eran lujos que sólo se podían permitir los bolsillos más pudientes; a día de hoy, este tipo de artículos se pueden encontrar en la mayoría de hogares del Primer Mundo. Mis abuelos tenían una huertita, en la que plantaban árboles frutales y vegetales, y también tenían pollos y cerdos, todo ello para el autoconsumo, pero todas las historias de infancia de mis padres y mis tíos era que pasaban más hambre que Carpanta. Afortunadamente, la mayoría de los aquí presentes no hemos tenido que pasar por nada de eso. Y eso, en gran medida, es gracias a esas "salvajes cadenas industriales". Que sí, que seguro que pueden emplear procedimientos más "humanitarios" con los animales y "sostenibles" con el medio ambiente, pero a ver cuántos de los presentes estarían dispuestos a renunciar a dichas industrias y exponer a sus hijos al hambre.
Me parece muy loable preocuparse por los derechos de los animales pero, ¿hasta qué punto? Es horrible experimentar con animales, ¿pero prefieres que tus hijos mueran de una enfermedad de la que no existe cura porque no se ha podido experimentar con ella? El ser humano es tan grande que no sólo es la única especie en preocuparse por sus derechos, sino en los derechos de todos los demás (los animales, las plantas, el planeta, el universo, etc.). Pero nunca hubiéramos alcanzado unos estándares de vida tan placenteros si nos hubiéramos preocupado constantemente de los demás. A día de hoy, los alimentos y la sanidad están tan alcance de todos que nos hemos olvidado del muchísimo esfuerzo que ha costado llegar a los estándares actuales y que hubieran sido imposibles sin el aprovechamiento de otras especies.