Tuve que verla ayer para no ganarme el divorcio, o como mínimo dormir en el sofá. Mi mujer es fan absoluta de las comedias romáticas. Le gustan TODAS. Hasta la más estúpida. Pues esta, estuvo a punto de quitarla a media hora de acabar. Con eso os lo digo todo.
Mi opinión, en la línea de la de Mensch. Este subproducto parece un patético intento de reflotar este estilo de comedia romanticona sin pretensiones de las que tan amplio abanico nos surtió Hollywood en su día, en formato usar y tirar. Dicho esto sin ánimo despectivo, quede claro. Tenían una intención, entretener un rato. No pretendían grabársenos en la memoria por sus cualidades cinéfilas. Pero lo hacían tan bien, que los clichés no nos empalagaban, nos creíamos la conexión entre los protagonistas, y las casualidades imposibles nos entraban de maravilla. Y al final, resultaba que si que se nos grababan en la memoria, y a día de hoy podríamos revivir entero el argumento de "Mientras dormías", o (oh, cielos), French Kiss. Y de paso, elevaron a los cielos a actores y actrices no digamos encasillados, pero si ceñidos a un papel, como Meg Ryan por ejemplo. No podríamos imaginarla en una peli de Shakespeare, pero ni maldita falta nos hace. La adoramos.
Y me da a mi en la nariz que alguien dijo: ¿Por qué no? ¡Vamos a hacer una comedia romántica de cojones! ¡Al estilo antiguo!" Y dicho y hecho, no escatimaron. Pillemos a una actriz de moda (debieron confundirse y cogieron una actriz tetona), y un elenco de actores que ríete tu. Bueno, al final nos reimos, pero no con ellos. Ya me entendéis. Y vamos a recrear el submundo absurdo e i rreal en el que suelen basarse. ¿Que quieren un retruécano argumental? ¡Pues metamos un engaño, que es descubierto y tapado por otro engaño, que al final queda sepultado por un tercer...! Lástima que no supieran parar a tiempo. A esas alturas, ya nadie sabe de qué va realmente eso, y lo peor de todo: te importa una mierda. Aún me pregunto estupefacto en qué cojones estaban pensado Dermot Mulroney, Rachel Griffiths, o Bryan Brown para meterse en este embolao. Vale, si, es por la pasta, pero joder... ten un poquito de dignidad. Ostias. A la Sydney, nada que reprocharle. Es su (fugaz) momento y tiene que aprovecharlo. Es sorprendente que esté en su fugaz momento con tan escasos mimbres (dos, concretamente), pero oye... hace lo que tiene que hacer. Aprovechar.
¿Y la peli en si? Toda ella es una pasada de frenada contínua. Si algo funcionaba, y tratas de replicarlo, subir el potenciómetro al 1500% no suele funcionar, imbécil. Te queda lo que te ha quedado, histrionismo en grado máximo y gente que se ríe más por verguenza ajena incómoda que porque de verdad crea que está viendo algo divertido. Hasta los puretas nostálgicos como yo (y mi mujer) tenemos un corazoncito que no se deja engañar hasta este punto.
Además, nos jode que nos tomen por imbéciles. Vale que toda peli se toma licencias, pero no seas mierda y cúrratelo un poco más, cojones. Que no tienes la excusa del presupuesto para justificar mil fallos de racord y de guión. Por poner un ejemplo, el prota se tira por un acantilado (que luego se ve en una toma aérea que tiene una plataforma de rocas debajo, pero vamos a dejarlo pasar), lo recoge un helicóptero de salvamento (que por supuesto lo lleva ipso facto a ver a su amada, como debe ser), y tras dos minutos escasos de travesía, se baja del mismo... con el traje seco e impecable y perfectamente peinado. Venga, hombre, por favor...
Pero como digo, es solo un ejemplo. Hay estupideces de todo pelaje. Como tratar de usar el recurso de cancioncita pegadiza que haga de hilo conductor, para cerrar la peli con todos los protas bailándola. No me jodas y pídele perdón a Shrek, palurdo. Un respeto.
En fin, no sé si se me nota mucho que me ha jodido profundamente que me hayan hecho perder un par de horas de mi vida. Le pondremos un 3/10, y creedme que estoy siendo más Dawson que Dawson.