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De informático a presidente de From Software
Miyazaki explica cómo decidió crear juegos.
Hidetaka Miyazaki, creador del último RPG a cargo de From Software, Bloodborne, ha concedido una entrevista al periódico The Guardian en la que ha aportado una visión más personal sobre sus proyectos.
Miyazaki comienza el encuentro explicando que creció en el seno de una familia extremadamente pobre en la ciudad de Shizouka, al suroeste de Tokio. Sus padres no podían permitirse comprar libros o mangas, por lo que solía pedirlos prestados. Algo que, explica, permitió desarrollar su imaginación, incluso cuando no entendía los textos, a través de las ilustraciones.
El creativo comenta que, por este entonces, era un niño difícil, sin ambiciones. De hecho, fue mientras estudiaba la carrera de ciencias sociales en la Universidad de Keio cuando comenzó a considerar la posibilidad de trabajar en un estudio de desarrollo, pero acabó desempeñando su labor en Oracle Corporation. Tiempo después, su interés por los videojuegos renació con títulos como Ico, en el que el jugador asume el papel de un joven con un defecto físico que debe guiar a una chica en un castillo. Una licencia que, admite, “despertó mi interés por la industria, quería hacer mi propio juego”.
Sin embargo, Miyazaki se topó con muchos obstáculos, como la edad o la falta de experiencia en el mundo de los videojuegos. Prácticamente ningún estudio se fijó en su talento, excepto From Software. De hecho, Emma Kodaka, editora de los trabajos de Miyazaki, admite que es un logro inspirador, pues normalmente los japoneses se gradúan y trabajan en la misma compañía durante toda su vida. “Miyazaki cambió de carrera y en 10 años se ha convertido en presidente de la compañía, algo impensable en Japón”.
En esta línea, Miyazaki explica que cuando comenzó a trabajar en Demon’s Souls, el proyecto contaba con algunos problemas y el estudio era incapaz de crear un prototipo contundente. “Cuando escuché que se trataba de un juego de rol, acción y fantasía, me emocioné. Me di cuenta de que podría encontrar la manera de tomar control en el juego, transformarlo en lo que quería. Lo mejor de todo era que, si fallaba, a nadie le importaría”, explica.
De este modo, el creativo comenzó a trabajar en el juego y le dio un cambio de imagen, pero tuvo una mala acogida en Japón. Sin embargo, bastaron unas semanas para que las 20.000 copias vendidas crecieran exponencialmente. Los jugadores comenzaron a darse cuenta de que no era el típico juego de rol, pues requería una ingente cantidad de paciencia y astucia, además de un complejo sistema de armas o armaduras. Igualmente, contaban con una gran ventaja: la posibilidad de intercambiar mensajes con otros jugadores a través de varios medios, algo que los estudios comenzaron a copiar posteriormente.
Tiempo después, Demon’s Souls superaba las 100.000 copias vendidas y Miyazaki comenzaba a hacerse un hueco en la industria. Algo que le permitió crear Dark Souls, que contaba con un sistema similar y que superó con creces la recepción de su antecesor en apenas una semana. De este modo, Miyazaki fue ascendido a director de From Software, donde comenzó a trabajar en Bloodborne, un RPG que toma prestados algunos de los elementos de sus anteriores creaciones, pero con un estilo considerablemente diferente.
Un salto de género importante que sigue reportándole beneficios gracias a sus originales propuestas en las que el jugador tiene que meditar concienzudamente cuál será el siguiente paso y qué elementos debe llevar consigo en todo momento. Un aspecto clave en su forma de trabajar que, explica, está inspirada en los lugares que visita o los presidentes de otras compañías que, admite, utiliza como “enemigos en nuestros juegos”.
Podéis ver el artículo original del The Guardian aquí: http://www.theguardian.com/technolo...ark-souls-creator-hidetaka-miyazaki-interview
Miyazaki explica cómo decidió crear juegos.
Hidetaka Miyazaki, creador del último RPG a cargo de From Software, Bloodborne, ha concedido una entrevista al periódico The Guardian en la que ha aportado una visión más personal sobre sus proyectos.
Miyazaki comienza el encuentro explicando que creció en el seno de una familia extremadamente pobre en la ciudad de Shizouka, al suroeste de Tokio. Sus padres no podían permitirse comprar libros o mangas, por lo que solía pedirlos prestados. Algo que, explica, permitió desarrollar su imaginación, incluso cuando no entendía los textos, a través de las ilustraciones.
El creativo comenta que, por este entonces, era un niño difícil, sin ambiciones. De hecho, fue mientras estudiaba la carrera de ciencias sociales en la Universidad de Keio cuando comenzó a considerar la posibilidad de trabajar en un estudio de desarrollo, pero acabó desempeñando su labor en Oracle Corporation. Tiempo después, su interés por los videojuegos renació con títulos como Ico, en el que el jugador asume el papel de un joven con un defecto físico que debe guiar a una chica en un castillo. Una licencia que, admite, “despertó mi interés por la industria, quería hacer mi propio juego”.
Sin embargo, Miyazaki se topó con muchos obstáculos, como la edad o la falta de experiencia en el mundo de los videojuegos. Prácticamente ningún estudio se fijó en su talento, excepto From Software. De hecho, Emma Kodaka, editora de los trabajos de Miyazaki, admite que es un logro inspirador, pues normalmente los japoneses se gradúan y trabajan en la misma compañía durante toda su vida. “Miyazaki cambió de carrera y en 10 años se ha convertido en presidente de la compañía, algo impensable en Japón”.
En esta línea, Miyazaki explica que cuando comenzó a trabajar en Demon’s Souls, el proyecto contaba con algunos problemas y el estudio era incapaz de crear un prototipo contundente. “Cuando escuché que se trataba de un juego de rol, acción y fantasía, me emocioné. Me di cuenta de que podría encontrar la manera de tomar control en el juego, transformarlo en lo que quería. Lo mejor de todo era que, si fallaba, a nadie le importaría”, explica.
De este modo, el creativo comenzó a trabajar en el juego y le dio un cambio de imagen, pero tuvo una mala acogida en Japón. Sin embargo, bastaron unas semanas para que las 20.000 copias vendidas crecieran exponencialmente. Los jugadores comenzaron a darse cuenta de que no era el típico juego de rol, pues requería una ingente cantidad de paciencia y astucia, además de un complejo sistema de armas o armaduras. Igualmente, contaban con una gran ventaja: la posibilidad de intercambiar mensajes con otros jugadores a través de varios medios, algo que los estudios comenzaron a copiar posteriormente.
Tiempo después, Demon’s Souls superaba las 100.000 copias vendidas y Miyazaki comenzaba a hacerse un hueco en la industria. Algo que le permitió crear Dark Souls, que contaba con un sistema similar y que superó con creces la recepción de su antecesor en apenas una semana. De este modo, Miyazaki fue ascendido a director de From Software, donde comenzó a trabajar en Bloodborne, un RPG que toma prestados algunos de los elementos de sus anteriores creaciones, pero con un estilo considerablemente diferente.
Un salto de género importante que sigue reportándole beneficios gracias a sus originales propuestas en las que el jugador tiene que meditar concienzudamente cuál será el siguiente paso y qué elementos debe llevar consigo en todo momento. Un aspecto clave en su forma de trabajar que, explica, está inspirada en los lugares que visita o los presidentes de otras compañías que, admite, utiliza como “enemigos en nuestros juegos”.
Podéis ver el artículo original del The Guardian aquí: http://www.theguardian.com/technolo...ark-souls-creator-hidetaka-miyazaki-interview