Bowie, amor mío, sé que has vuelto con los tuyos, al lugar donde la sorda estupidez no impide disfrutar todo el día de la música de las esferas, ni escuchar el rumor satisfecho, como millones de manos aplaudiendo, como álamos agitados por el viento, como el tintineo de mil copas con hielo brindando en el mejor club, la mejor noche, después del mejor concierto, como el ronroneo de un animal gigante, tal vez un tigre satisfecho y con la tripa llena después de montar a su hembra, de las estrellas. Pero siempre pensé que serías el último en irte, y sin ti, esta nave espacial que es la Tierra, y que los eternos principiantes tratamos de hacer más hermosa y habitable, como tú nos enseñaste, es un lugar un poco más pequeño, feo y alejado de los dioses.
Descansa, amor mío. Lo has hecho todo tan bien y te echaremos tanto de menos.