Un cinturón sanitario de 1.000 kilómetros de océano separa a los miles de migrantes que han alcanzado las islas Canarias de la Europa continental y unos 3.000 más de las fronteras de Alemania. Superar esa distancia hasta el país que cree ser el destino de los migrantes que ponen sus ojos en Europa será un imposible hasta para los más desesperados.
"Europa no puede permitir un segundo Moria", sostiene el diputado del partido Die Linke (La Izquierda), Michel Brabdt, miembro de la comisión parlamentaria para los Derechos Humanos y Ayuda Humanitaria. A su juicio, el caso canario demuestra la debilidad de la política europea de acogida. Y la falta de solidaridad de los socios europeos. "Todos tienen interés en que los trámites legales se lleven a cabo en las islas, para evitar un efecto llamada. Pero eso puede durar años"
...
Y desde la distancia se preguntan cómo es posible que unas islas que reciben 14 millones de turistas internacionales al año no sean capaces de acomodar un par de miles de migrantes, máxime cuando la pandemia del coronavirus mantiene la mayor parte de su infraestructura hotelera en mínimos.
La temporada turística en Canarias está más que nunca en entredicho a juicio de los turoperadores alemanes, aunque no por la afluencia masiva de migrantes de las últimas semanas, sino por las restricciones derivadas de la pandemia