Tanto
@Tiberiuz como
@Hallowed tienen razón. El racismo y la xenofobia se fundamentan en el miedo a lo diferente, por lo que recorrer mundo y conocer a gente de otras culturas es algo que ayuda a entender mejor al diferente y a eliminar prejuicios contra otros. Pero, por otra parte, por muy malo que nos puedan parecer el racismo y la xenofobia que nos podemos encontrar en los países de nuestro entorno (democracias liberales occidentales), lo cierto es que prácticamente en cualquier país africano, asiático o latinoamericano, podemos encontrar actitudes mucho más racistas/xenófobas de las que estamos acostumbrados en estas latitudes.
Todos los países asiáticos, sin excepción, en líneas generales son mucho más racistas que cualquier europeo, y los principales indicadores que lo demuestran son las restrictivas políticas anti-inmigración, el bajo porcentaje de población extranjera, y el bajo grado de integración de esta con la población autóctona.
Japón es una cultura mucho más racista que la española, pero también es una cultura más cívica. Allí es poco probable que a un extranjero lo insulten o le den una paliza por su nacionalidad, pero eso tampoco quiere decir que siempre sea bien recibido. Los occidentales que vamos a Japón por turismo o por negocios lo normal es que recibamos un trato exquisito, en primer lugar porque somos gente que no vamos allí para crear problemas, sino para contribuir a la economía del país, y en segundo lugar porque Japón es el reino de las apariencias, allí los sentimientos individuales no importan un pimiento, lo que prima es mantener la armonía social, y eso se logra a través de la cordialidad más absoluta, aunque en ocasiones sea totalmente falsa.
El "racismo" con el que se suelen encontrar los occidentales en Japón es mucho más sutil, y generalmente imperceptible si no vives allí una larga temporada. Pero al final, casi todos los extranjeros que han vivido allí te acaban hablando de lo mismo: los japoneses nunca te tratarán mal, pero las posibilidades de integración social (tal como la entendemos en occidente) son casi nulas. Da igual lo que te esfuerces en aprender su idioma y su cultura, ellos siempre te verán como un extranjero y, por consiguiente, como un elemento extraño. Las posibilidades de hacer amistades sinceras con japoneses, tal como las entendemos en España, son muy escasas, y si las haces, seguramente sean con japoneses que han residido en el extranjero y, por tanto, son más abiertos de mente que el resto (este es otro ejemplo de que el racismo se puede curar viajando). Ni siquiera el hecho de casarse con un/a japones/a ayuda demasiado en este respecto, razón por la cual al final casi todas las amistades de los extranjeros viviendo en Japón son otros extranjeros. Que sí, que esto pasa más o menos en todos los países, pero en los países asiáticos es casi algo obligado. Por mucho que países como UK o Alemania nos puedan parecer racistas, son lugares en los que un español, un indio o un marroquí, tienen opciones de conseguir un buen trabajo, hacer amigos, conseguir pareja y lograr un grado de integración bastante bueno. Son países en los que seguramente vivamos episodios racistas más negativos que en cualquier país asiático porque son sociedades en las que existe la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, y la gente a la que caigamos mal nos lo hará saber enseguida, pero que otros países sean más cívicos no implica necesariamente que sean menos xenófobos.