Qué maravilla de tiempos. El otro día vi un capítulo de El Principe de Bel Air en el que los chicos se retan a cambiar los roles: Will y Carlton intentan hacer un traje de señora y Ashley y Hillary a montar una bicicleta. Al final, ambos grupos lo consiguen y solo hay risas, un pique sano y sin adoctrinamiento ninguno.
Ahora, hasta en una serie de niños te meten propaganda de fondo.
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