Respuesta: El Bond post
Descubierto, por fin, la primera de toda la saga y en serio que la aplaudo a manos llenas. Para mi es un sí férreo como la mano del Dr. No.
(
Dr No, Terence Young, 1962)
Basado en la novela de Ian Fleming y con guión a 3 manos (Richard Maibaum, Johanna Harwood, Berkely Mather) "El agente 007 contra el Dr. No" se realizó, como aquel que dice, con medios muy escasos y sin grandes ínfulas como cabe esperar hoy por hoy de cualquier entrega del agente doble cero. Sin ir más lejos sólo hay que mirar el título que tuvieron a "bien" colocarle. Un filme llamado "Dr. No" no auguraba buenos presagios y mucho menos buena taquilla. Las críticas no fueron muy entusiastas y su posición en la taquilla fue bastante desastrosa (la nº 44 en USA de ese año). Incluso el personaje de Bond recibió críticas muy duras donde se le tachaba de todo. Pero como reza el lema "el tiempo pone las cosas en su sitio" y desde luego "El agente 007 contra el Dr. No" es, a día de hoy, uno de los títulos más interesantes, competentes y sobreseguro de los que haya podido contemplar.
Sin ir más lejos la seriedad, sobriedad pero sin dejar de lado la espectacularidad en los momentos concretos de "Skyfall" le deben mucho a esta primera entrega de la larga saga protagonizada por el agente británico. Empezando por el conciso e impactante gunbarrel junto con la partitura magistral del tema principal e icónico cortesía de John Barry y unos títulos de crédito con mucho ritmo, cortesía de Maurice Binder, la película quizás no cuente con una espectacularidad típica de títulos posteriores pero desde luego en su seriedad y su prudencia narrativa está el logro. Una película seca, sin necesidad de recurrir a gadgets ni espectaculares escenas cargadas de adrenalina pero sin dejar a un lado la esencia del personaje y el leiv motiv de este tipo de películas (aquí no hay sofisticados artilugios: una simple pistola y su audacia en el terreno enemigo).
Connery será siempre Bond y Bond siempre será Connery. Tan sólo con una sóla escena, la primera en la que hace acto de presencia en el casino, siendo pródigo en su carisma y en su rol de mujeriego y jugador con la situación demuestra que nació para el personaje y conseguían un icono del séptimo arte. Sin ir más lejos me encanta la sofisticación que impregna a su vez que no escatima en la dureza de los golpes. Frases cortas, chascarrillos oportunos y un deber (descarado) hacia su trabajo y una letal forma de actuar hacia sus enemigos y esbirros. Interesantes momentos cuando planea la llegada de su asesino en la cabaña, el enfrentamiento dialéctico con el Dr. No o el magnetismo recurrente con Andrews o la batalla final (más impactante que efectiva).
Terence Young rueda con un oficio competente, realizando un título serio y conseguido, sin caer nunca en el aburrimiento pero sin excederse, logrando así un filme redondo, que apenas tiene fisuras y juega a dos bandas: mientras que la primera parte juega con el género de los espías y las pesquisas detectivescas (pero sin abandonar la esencia particular de la saga y el personaje) la segunda parte sería correspondiente al género de aventuras, con islas repletas de villanos esbirros y un fortín con el villano de opereta de brazo mecánico y dragones de hierro, con cierto aroma a la sci-fi más pulp. Y si bien es cierto que en el conjunto no hay muchas escenas destacables como sí pueden haber en entregas posteriores no deja de ser un filme con iconos pop para la posteridad como ese Ursula Andrews surgiendo del agua en bikini, el propio Bond y su presentación o el propio Dr. No haciendo acto de presencia como un villano pérfido (el cual mantendrá perfectamente su anonimato hasta la última parte) y su ansiado dominio del mundo bajo el gobierno de Spectra.
El director y el equipo de producción supieron darle al escaso presupuesto mayor empleo, consiguiendo que los decorados, aún rezumando serie B supieran lucir como grandes escenarios y no acabaran en el bochorno. John Barry redondeaba la partitura de Monty Norman consiguiendo una melodía reconocible y completamente asociada a un personaje concreto, a una saga legendaria y a un género particular. Con un guión más sencillo de lo que pueda parecer y siendo las chicas Bond meros objetos de deseo y conquista (la propia Andrews donde está aferrada al suelo y debe ser rescatada por el héroe de la función cual culebrón es un claro ejemplo de las intenciones) es imposible no sentirse conquistado por el tono aventurero y aguerrido del personaje principal y la ingenuidad conjunta de la historia sin por ello ofender al protagonista ni a la saga.