El problema es que en esa sentencia, lo que se ha desestimado es la alegación de que, al sentirse mujer, no podía haber tenido deseo por la chica.
La cosa es mucho más grave. Porque al hacer leyes y normas que te benefician por el hecho de ser mujer, y a la vez, facilitan que te conviertas en una por tu mera voluntad, esto abre la puerta a que haya gente que se "haga" mujer por conveniencia. Y eso es muy grave, consecuencia de leyes pensadas con los pies que no consideran a todas las personas como iguales. Es la muerte del estado de derecho.