Le reventaría la cara a puñetazos hasta que se me cayeran los dedos a cachos. Y lo digo en serio. Pero la culpa la tiene el imbécil de Feijoo. Si a cada falta de respeto de este impresentable, se levantaran y lo dejaran con la palabra en la boca y los aplausos de sus focas, al menos lo retrataría. Pero no, se queda allí, con cara de memo, recibiendo los golpes como el pusilánime que es.
Que puto asco de políticos que tenemos.