El Gobierno social-podemoide de Sánchez

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El humanitarismo culturalista de nuestro ministro de prisiones ofrece pluses de productividad por la suelta de presos, que para él son los débiles, pues ya Stalin lamentaba la pérdida “en nuestros días de la costumbre de tener en consideración a los débiles”, y aquí contamos con ministros dispuestos a repararla.
Progre, para Gordon Liddy, era el que se sentía en deuda con el prójimo y proponía saldarla con tu dinero (plus de productividad). O con tu niño de nueve años (plus de legalidad).
 
Hasta las narices de las nóminas de los funcivagos, hostias.



Toda la vida trabajando para que otros compren votos.
 
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