Dune
Me cuesta encontrar lo bueno en esta rareza, la fallida adaptación de un totemazo sci-fi a cargo de un director primerizo metido en un encargo que no le pegaba; nada menos que una “space opera” tan megalómana como regulera, posiblemente porque la obra de partida ya es de por sí caótica y difícil de llevar a imágenes, no sé si porque invita más a explorar un mundo fantástico que a seguir una trama cogida con alfileres en algunos puntos. Lo que peor ha envejecido, creo yo, es una estética digna de Flash Gordon que oscila entre lo grimosamente hortera y el encanto de la época (los gusanos de la arena, eso sí, aguantan bastante bien), con unos guitarreos ochenteros del copón a cargo de Toto y una banda sonora de Briano Eno (¡ese musicote con coros!), que destaca como lo mejor y lo que más contribuye a aportar atmósfera y misterio (medio trabajo hecho en este tipo de producciones épicas). El recurso de los pensamientos en off, tomado directamente del original literario (muy basado en el contraste entre lo que dicen y piensan los personajes), me parece facilón y sobre todo, farragoso en exceso, ya desde ese busto parlante de Irulan contándonos la movida.
La primera parte sigue fielmente la novela, hasta llegar al meollo de la historia; la aventura de Paul en el desierto, su toma de conciencia y maduración como líder mesiánico del pueblo Fremen…que es despachada como si tal cosa en poco más de media hora, sin profundizar nada y avanzando de forma torpe (impagable un McLachlan pasando de ser un tolai aristocrático a un líder tribal en dos segundos); casi todos los secundarios, casi igual de importantes que el protagonista por lo que le aportan, con sus respectivos conflictos, parecen desaparecidos en combate. Y una pena que sea ignorado uno de los aspectos más interesantes de la historia; el lado “turbio” de la profecía y el temor de Paul a desatar la destrucción y la guerra galáctica, a que se declare una “yihad” en su nombre, etcétera. Aquí todo parece cojonudo y los papeles (buenos, malos -dignos, por cierto, de un episodio de los Power Rangers, dando un poco de risa-) están muy claros. Con todo, me quedo con un finalazo pasado de anfetas, con la niña maligna, el gordinflón flotante dando vueltas y un desenlace “milagroso” que parece directamente sacado del cine bíblico.