Vista por recomendación de foreros y merecedora de la vieja costumbre de abrir un hilo por película en vez de reseñita que se termina perdiendo, recién visionada El hombre de mimbre encuentro en ella una intrigante película tan irregular como fascinante.
El sargento de policía Neil Howie, conservado y cristiano hasta la médula, recibe una carta anónima pidiéndole ayuda para la búsqueda de una niña llamada Rowan Morrison, desaparecida hace varios meses en la anticuada y aislada isla de Summerisle. Una vez allí comienzan los enigmas: por un lado, ni la propia familia de Rowan ni ninguno de los lugareños parece recordar a la niña; por otro, el estricto carácter de Howie choca contra las costumbres religiosas de Summerisle, donde se mezclan ritos paganos con cultos de adoración a la Naturaleza.
La investigación sobre el paradero de Rowan Morrison funciona en la trama gracias a que en ningún momento tiene más importancia que el retrato de la sociedad formada en Summerisle, con sus creencias, sus actitudes, sus ritos y sus celebraciones, y la visión intolerante que Howie tiene hacia ellas. El gran acierto de la película es que, a pesar del evidente rechazo del policía hacia las "inmoralidades" del pueblo, en ningún momento se nos presenta a los lugareños como "los malos" y ni mucho menos a Howie como "el bueno" o "el héroe". De hecho, ya desde sus primeras apariciones llega a caer mal el propio personaje, un tipo amargado, quejica e intolerante, frente a los más abiertos y campechanos pueblerinos. La película presenta una visión algo satírica pero más o menos imparcial sobre los aspectos más arcaicos de la religión de la isla (como esa fiesta final con trajes de animales y verduras, grotesca pero no sinistra, más bien carnavalesca), ridiculizando al mismo tiempo algunos puntos del cristianismo severo de Howie, como la intolerancia hacia otras culturas o esos exagerados asombros cuando ve a las chicas desnudas o las enseñanzas de la escuela ("¿Pero es que estos niños no han oído jamás hablar de Jesús?"). Más sensato que él parece el propio Lord Summerisle, líder religioso y ejecutivo de la comunidad, que se dedica a dar hostias verbales a Howie en cada encuentro que mantienen, solando él mismo unas cuantas pullas sobre el cristianismo desmedido del protagonista: "Su Dios ha muerto. Tuvo su oportunidad y, en lenguaje moderno, la cagó. Aquí los antiguos dioses no han muerto".
Todo esto lleva a esa fascinante atmósfera que cubre Summerisle, un entorno terrenal, plácido, un poco inquietante. con constante sensación de aislamiento y de farsa, de que debajo de toda esa inocencia y tranquilidad hay alo más perverso. A esto ayuda la banda sonora, compuesta en su mayoría por canciones estil folk, de guitarreo suave y unas letras aparentemente ingenuas con bastante subtexto erótico y muy poco inocente. El punto máximo de esta atmósfera inocente-pero-no es la famosa escena de la seducción, con la hija del posadero (de putón del pueblo a diosa adorada, de ser vitoreada con cánticos borrachos a ser adorada bajo su ventana, como ve el protagonista) bailoteando en pelotas mientras canta sobre ordeñar toros, tentación obvia dirigida a Howie, decidido a llegar virgen al matrimonio. La culminación de todo este poceso de seducción y atracción hacia la propia Summerisle termina en el escalofriante final, que no revelaré aquí, pero cuyo protagonista es el Hombre de Mimbre del título.
El hombre de mimbre fue el debut en la dirección de Robert Hardy, de escasísimo currículum pero que, atención, está ahora mismo rodando una re-invención de este Wicker man llamada Cowboys for Christ, en la que vuelve a contar con Christopher Lee. El trabajo de Hardy aquí es algo irregular, visualmente un poco plano, dejando casi todo interés en el propio guión y en las ideas que transmite. En el reparto tenemos alguna sopresas agradables. Edwad Woodward clava un personaje tan difícil como el sargento Neil Howie, sin caer en la caricatura o en el ridículo, acertando en ese tono antipático pero no despreciable. Lord Summerisle, por su parte, está interpretado por un sobrio y majestuoso Christopher Lee, tan imponente como siempre, que trabajó gratis en la película. En cuanto a la hija del posadero, una Britt Ekland en su época más jovenzuela y petable se encarga de poner palote a los lugareños, al protagonista y al propio espectador... a pesar de usar doble de cuerpo.
Hace un par de años, Neil LaBute rodó un remake con Nicolas Cage que no he visto y que teniendo en cuenta lo que se comenta de ella, probablemente nunca veré. Me quedo con el original, con sus defectos pero con un aura de fascinación y escalofrío, de mal rollo en general, y con sus pelotas a la hora de plantear ciertos comentarios e ideas... Por cierto, en este caso es prácticamente obligatorio el director's cut, que es el que mayor difusión tiene... la versión más completa e interesante.
¿Alguien más?