Milicias de paz (The Texas Rangers, 1936) de King Vidor.
Un clásico del género totalmente olvidado, muy superior a las típicas producciones de serie b de la época sobre tres forajidos amigos que se ven obligados a separarse dando como resultado que dos de ellos se alisten en los Texas Rangers. Vidor dirige con fuerza y un ritmo trepidante, además de estar apoyado de un reparto excelente (Fred MacMurray, Jack Oakie, Lloyd Nolan). Alos más tarde sería remakeada en otro film bastante interesante: Tres tejanos (Streets of laredo, 1948) de Leslie Fenton. Sin duda, se la recomiendo sin contemplaciones a cualquier aficionado.
Soldado azul (Soldier Blue, 1970) de Ralph Nelson.
Manierista, partidista e hipócrita western de principios de los 70, aparte de estar rodado muy mal, está totalmente plagada de las nocivas nuevas tendencias sociales de la época, y con momentos burdos y descaradamente infantiloides. Su fama, se debe básicamente a la cruel masacre final, totalmente maniqueista y desproporcionada que encima ni fue la primera del género, como se la vendió. En un par de minutos cerca del principio de la película la resume: los dos protagonistas discuten brevemente sobre si son mejores indios o blancos, y acto seguido se ponen a observar sin inmutarse como los segundos acaban con una patrulla del ejército mientras la chica dice que le gustaba el sombrero que le dieron. Absolutamente sonrojante. Sólo apto para deleitarse con el cuerpazo de la Bergen.