Re: ¿Nadie comenta el nuevo gobierno de ZP?
ABC.es
Un jamón para el g-20
POR ANTONIO BURGOS Domingo, 09-11-08
PUES si el que fue a Sevilla perdió su silla, el que fue a llorar incluso a Pekín para que lo invitaran a Washington parece que va a ganar por fin la suya en la cumbre del G-20. Trabajito le ha costado. Me refiero, obviamente, al pregonado como sucursal española de Obama. Ya saben el mérito de Obama. Ha salido elegido presidente porque la gente se decía en Estados Unidos:
-Oye, ¿quién es ese morenito de Chicago que se parece tanto a Zapatero?
-Creo que un tal Obama.
-Pues ese chico promete: de aquí a nada retirará las tropas de Irak, lanzará la Alianza de Civilizaciones y buscará las fosas comunes de los confederados.
Parece que al final ZP va a ir a Washington. De prestado, pero va a ir. En una silla que le van a dejar, pero va a ir.
-No, no es una silla, es un transportín. El coche del G-20 tiene veinte asientos y un transportín. Y a España le han hecho un sitito en el transportín, tras mucho rogar Sarkozy.
-No, tampoco es un transportín, entérese usted bien. Creo que es una silla plegable, como las que usan las marías para ir a la playa y no tener que sentarse en la arena mojada de la marea vacía. Tengo entendido que Zapatero va a ir a Washington con la silla bajo el brazo, como se iba en los pueblos al cine de verano o a la novena. Hay teorías: unos dicen que, en efecto, es una silla de campimplaya, comodísima, que la pliegas y como no pesa nada, la puedes llevar cómodamente debajo del brazo y te deja la mano libre para la sombrilla, la toalla, la nevera de las fantas fresquitas y la mesa portátil para hacer la piriñaca. Otros dicen que no es tal silla, sino un bastón-asiento, elegantísimo, como los que se usan en las carreras de caballos.
-Hombre, después que te invitan de cagalástima no vas a exigir que te pongan un sillón estilo Luis XIV o estilo Luis XV, qué dos pedazos de carpinteros, que dijo Picoco, que se creía que en Francia no reinó la dinastía de los Borbones, sino la de los Ikea o los Merkamueble.
Aunque sea sin asiento, con una entrada de convite, el caso es que Zapatero parece que va a Washington. Y tan contento está, que yo creo que lo piensa celebrar. Pero no aquí, que no tendría ningún mérito. Creo que lo va a celebrar allí en Washington, a pie de cumbre. Como los españoles festejamos estas cosas. «De una manera española», tal como asentó la cabeza el Don Guido machadiano. Con arroz y gallos muertos. Por todo lo alto. Como los españoles sabemos hacerlo. Seguro que llega Zapatero a Washington, entra por las puertas de la cumbre del G-20, se acomoda en su transportín o silla plegable de campimplaya, y dice solemnemente a uno de los siete u ocho mil asesores, edecanes, jefes de gabinete, directores de relaciones institucionales y expertos en protocolo que se llevará en el séquito:
-Niño, convida aquí a estos señores, que han tenido el detallazo de invitarnos.
-Entonces, presidente, ¿saco ya el jamón y el Tío Pepe?
-Naturalmente, ¿qué estas esperando? Y ponles también un poquito de pantumaca, para que no se nos enfaden nuestros socios los nacionalistas catalanes.
Los catetos españoles, cuando nos convidan a un sitio principal, obsequiamos a nuestros huéspedes con los productos que traemos del pueblo: el pan de hogaza, las perrunillas, los sobaos pasiegos, las bizcotelas, las yemas de San Leandro, el chorizo de Cantimpalos. Lo que dé la tierra. Zapatero hará igual. Seguro que éste va a Washington con el costo, para invitar aquí a estos señores que han sido tan amables y tan generosos. ¡Cómo se van a poner de jamón de Jabugo! ¿Se llevará los avíos para hacerles allí una paella y que sepan lo que es bueno? Es lo que pega. Ah, y un venenciador. Seguro que Zapatero se lleva a Washington un venenciador jerezano para que llene los catavinos fresquitos del copeo con el Tío Pepe. En cuanto a lo del jamón, cumplirá los deseos de Bush, ahora que con Obama nos hemos reconciliado con los americanos. Pues cuando le dijeron a Bush que Zapatero, el que no se levantó al paso de la bandera americana, quería ir a la cumbre de Washington, exclamó:
-¡Y un jamón!