España: varios – y 3
Santiago Niño Becerra - Miércoles, 02 de Diciembre
Hace unos días, un lector me remitió un mail; entre el texto sobresalían como faros una serie de preguntas, estas:
“¿Sirve de algo un contrato indefinido?”. “¿Existe el trabajo para toda la vida?”, “Si aquí no hay trabajo… ¿estamos preparados para buscarlo fuera?”. Mi respuesta fue la siguiente:
“A lo que refiere su mail está relacionado con un concepto nacido en 1950 cuando comenzó un estado de bienestar en el que se sumió la economía mundial hasta 1973: ‘el pleno empleo’ dentro del cual tiene cabida el ‘contrato indefinido’ y la imagen de ‘entrar a trabajar en una empresa con pantalón corto e irte cuando, con la jubilación, te dan el reloj de oro’. Contrato indefinido era sinónimo de solidez, de permanencia, de estabilidad, de crecimiento y … de consideración personal, y de clase media. El PIB crecía porque había pleno empleo y el pleno empleo era consecuencia del crecimiento económico, porque, PIB y ocupación eran dos hermanos siameses imposibles de separar.
Tras el período 1973 – 1979, todo cambio: empezó a ponerse de manifiesto que cada vez era necesario menos factor trabajo para generar PIB, es decir, ocupación y PIB empezaron a dejar de estar vinculados; el sector servicios absorbió mucha de esa ocupación desplazada, pero para consumir servicios había que tener renta o … capacidad de endeudamiento; y la mayoría de la gente empezó a ganar poco pero se le empezó a dar mucho crédito, con lo que el consumo fue aumentando, y el mundo ‘empezó a ir bien’, ayudado por una creciente deslocalización que abarataba costes de producción. Como puede imaginar el concepto de ‘clase media’ empezó a desmoronarse.
En lo que nos ocupa, el concepto de ‘pleno empleo’ saltó por los aires, al igual que el contrato indefinido. El contrato debía ser finito, temporal, por obra y servicio a fin de contratar a quien conviniese, por el tiempo que conviniese y pagándole lo que marcase un mercado crecientemente rígido al tender a crecer la oferta de trabajo por encima de la demanda. Como eso no era conveniente que fuese así, se inventaron subterfugios legales, sobre todo en países generadores de un PIB de poco valor, caso del Reino de España.
Un contrato indefinido continúa sirviendo a la gente de mediana edad a nivel psicológico, nada más, porque en el fondo, echar a alguien es una mera cuestión de la pasta que la empresa esté dispuesta a pagar para echarle (por eso yo pienso que abaratar el despido no generará empleo porque las empresas contratarán si necesitan factor trabajo hoy y no pensando si será barato echar a ese trabajador mañana), lo que si tenderá a aumentar, pienso, es la contratación temporal.
¿Salir fuera a buscar trabajo?, el problema es que la oferta de trabajo es superior a la demanda aquí y en todas partes, y más lo será a medida que la productividad tienda a aumentar. Nos hallamos ante un excedente de factor trabajo no necesario, aquí y en Turkmenistán”.
(Desempleo ¿cuatro millones, cuatro y medio); vale, una parte está trabajando en la ‘economía informal’ (a partir de ahora utilizaré esta expresión latinoamericana: pienso que ya es procedente: la economía española se está mexicanizando, ya lo hemos dicho). La Señora Ministra de Economía dice que en el segundo trimestre del 2010 se creará empleo; ¿cuántas veces en el pasado ha dicho, cambiando el tempo, cosas parecidas?. Los sindicatos quieren que se cambie el modelo productivo. Las empresas que su protagonismo continúe.
Aún tengo que madurar más la idea, pero pienso que hemos llegado a un punto en el que la economía española tiene que plantearse qué puede hacer, a dónde puede llegar, cuánta población activa puede ocupar, qué actividades pude abordar; ‘puede’, no ‘quiere’, ni ‘es capaz’. Yo quiero violar como un ave, pero no puedo; y quiero pilotar una motocicleta como Casey Stoner, pero no puedo. Dice el refrán “Querer es poder”, es falso, y cada vez más en más cosas.
La economía española puede hacer una serie de cosas, llegar a una serie de sitios, ocupar a una serie de personas, pero no puede hacer otras cosas, ni llegar a otra serie de sitios, ni ocupara a toda su población activa. Ya sé: eso significa renunciar a una serie de cosas, es el fin del ‘si quieres puedes’, ya, pero hay lo que hay porque España es lo que es. Y cuanto antes lo interioricemos, mejor. Volveremos sobre esto, pienso que es importante
En esta línea, entiendo que no es cierto: los demás no están saliendo de ninguna parte, pero España está más peor que esos otros:
http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=14973182, el título de la noticia: “Spain’s economic troubles”, y el subtítulo, “Unsustainable”; de todos modos The Economist, pienso, tampoco toca el punto sensible: la productividad aumenta con inversión, y para que esa inversión sea justificable el realizarla (rentable) el PIB que se genere debe ser de un valor suficiente, cosa que en el reino no se da. Poner el acento en el abaratamiento del factor trabajo, por el lado que sea, reduce costes, pero no aumenta la productividad; lo que sucede es que admitir eso tiene consecuencia muy, pero que muy feas.
Seguimos en esa línea. Una economía, entiendo, puede hoy estar mal, muy mal o requetemal, pero, además, puede decir sus verdades -o al menos parte de ellas-, u ocultarlas. La economía del reino, pienso, está requetemal y, además, oculta sus verdades, lo que queda aún más de manifiesto cuando otras economías las cuentan … aunque sólo sea en parte. En Francia acaba de publicarse un informe de lo que allí denominan las ZUS (Zones urbaines sensibles), están habitadas por las personas que residen en barrios (quartieres) problemáticos: 4,5 millones, y el 50% en riesgo de pobreza (
http://www.lemonde.fr/societe/artic...pauvrete_1273906_3224.html#xtor=EPR-32280229-[NL_Titresdujour]-20091130-[zonea]).
¿Datos?: aquí:
http://www.lemonde.fr/societe/infog...ans-le-rouge_1273908_3224.html#ens_id=1267276. La diferencia existente entre la tasa de pobreza en las ZUS y en las no-ZUS es abismal: entre los menores de 18 años el 44,1% contra el 15,4%; en edades comprendidas entre18 y 24 años, el 43,6% contra el 19,4%; entre los mayores de 65 años el 13,1% frente al 9,9%. En esto mucho tiene que ver el nivel de educación: en las ZUS el 22% de la población no cuenta con ninguna titulación, en las no-ZUS el 10%, y ambos con la tasa de desempleo: en las ZUS el 16,9%, en las no-ZUS el 7,7%. Sabemos todas esas cosas porque en la República Francesa se calculan, si se hiciese aquí, ¿que saldría?.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.