Respuesta: El niño con el pijama de rayas
Entiendo muy bien y lo que dices, y comparto una parte del razonamiento. Pero también hay que poner las cosas en situación: si The Wire o Los Soprano no fueron reverenciadas nada más salir es porque no se les esperaba, no había un interés por las series como hay ahora. Hoy en día, antes de ver cada piloto ya han corrido ríos de tinta, y las cadenas, en consecuencia, trabajan cada serie con ese mismo interés. Por lo tanto, se supone que deberían estar más preparadas.
En Boardwalk Empire, por ejemplo, es muy fácil descubrir aquellos momentos en los que está intentando recuperar algo de Los Soprano. Es el síntoma "Simpsons did it!", donde una serie ejerce tanta influencia que las demás acaban ciñéndose a ese modelo y repitiendo sus aciertos. Quizás lo más evidente sea Lost, que por mucho que ahora se eche pestes de ella, ha dado sus buenos dividendos y la necesidad de las cadenas de encontrar un sustituto (The Event, Flashforward, Fringe, Alcatraz... y la lista sigue) nace del influjo de repetir algo previo.
La sincronicidad con la que se dan algunas cosas es un gran misterio, y esa "edad de oro de las series" fue la asombrosa coincidencia de muchas mentes creativas aprovechando la oportunidad y sacando a la luz, no sin dificultades, productos modélicos que han generado escuela. Ahora hay un legado pero no hay sustitutos, y es algo que ya ha pasado con frecuencia en otros campos. Sin ir más lejos, podemos ver como no ha habido una linea continuista del cine indie de los 90: en aquel entonces, los directores podrían filmar una película pequeñísima, ser descubiertos y acabar rodando blockbusters. Hoy es mucho más complejo y del cine indie solo queda una etiqueta, una especie de estética de películas que, en realidad, están tan modeladas en los grandes estudios como cualquier blockbuster.
