El nuevo pensamiento único


 

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Que cachondo que uno de los films alternativos que proponen sea Get Out de Jordan Peele, que habla precisamente de como los blancos demócratas tratan, con grandes dosis de paternalismo y bienquedismo, de parasitar la mente de los negros para sus propios fines.
 
Como de enajenado se tiene que estar para en mitad de una pelea ponerte a dar pisotones en la cabeza. Que te líes a hostias es una cosa, pero cuando le pateas la cabeza a alguien, o es que realmente quieres matarlo o no te llega el riego al cerebro.
 
Desde marzo que no subo al centro comercial. Yo hago la compra en un súper de toda la vida, y solo subo al cc a mirar vinilos, a buscar cosillas de jardinería... nada necesario. Así que hasta ahora, he preferido no subir para minimizar riesgos, pero el sábado decidí darme una vuelta.

Este centro comercial es punto de encuentro de casi toda la ciudad los fines de semana, y es ahí donde suelen pegar en paredes y farolas las diversas propagandas anti-fascistas que os he ido contando a lo largo de los últimos años. El sábado había una nueva proclama, ¡alegraos, camaradas! Me la he encontrado pegada en varias farolas.

Esta proclama (un cartel negro en letras blancas) declara esta zona de mi ciudad "Zona anti-fascista" y, para no dejar dudas, aclara "No queremos ni nazis, ni policías".

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De acuerdo. Analicémoslo tomando en serio el mensaje, sin prejuzgar ni suponer de entrada, que la persona que redactó esos anuncios es un elemento anti-social afín a actividades delictivas, o alguien aquejado de algún terrible problema psicológico.

La Constitución (que algunos, cuando se van a dormir, sueñan con destruir) garantiza la libertad de circulación por todo el territorio nacional, salvo en supuestos muy tasados. Repasemos el artículo 19:


Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.

Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.



Por lo tanto, que alguien declare una vía pública (conocida además, y muy frecuentada, por sus zonas ajardinadas y su acceso al centro comercial) como perteneciente a un sector ideológico muy concreto de la sociedad, es un gesto abiertamente totalitario y fascista, que atenta contra un derecho fundamental de todos los españoles.

¿Puedo yo convertir el acceso a mi casa en Zona Henry Morrison? Mirad, no es mío, es una vía pública, pero pilla delante de mi casa, y siempre hay algún hijo de puta que aparca ahí, aunque ese hueco, en justicia, debería ser mío, y me toca dar vueltas y vueltas para conseguir sitio. ¿Puedo colgar un cartel que diga "Zona Henry Morrison, No aparcar"?

¿Y si pongo un cartel que diga "Zona Henry Morrison, Mujeres no aparcar" no vendría, más pronto que tarde, alguna autoridad a ver quien es el tal HM y de qué coño va y porqué ha cometido uno o varios delitos apropiándose una vía pública y además, discriminando?

Después tenemos el "No queremos nazis ni policías". La palabra nazi ha sido vaciada de contenido en los últimos 20 años, y hoy es definición de "persona que no se pliega a mi ideario", pero aquí sí: policía es un término que no admite dudas.

No seré yo quien niegue que, como todos los gremios, la policía está aquejada de cierto corporativismo ni que, como actividad humana que es, estará viciada por la negligencia y la corrupción, como todas las demás actividades que emprendemos los humanos.

Pero policía es, en el orden general de la sociedad, sinónimo de seguridad. A mi, han evitado dos veces que me desvalijen la casa, y en una de las ocasiones pillaron al caco. No puedo quejarme. Seguro que alguien sí. Pero esto no va del caso particular, sino del general: y en general, la policía es, y siempre será, fatalmente necesaria en una sociedad organizada.

El único lugar donde no se quiere a la policía, es donde imperan la delincuencia, la anarquía. Voy más lejos: la policía es un cuerpo que presta un servicio público, siguiendo las directrices del Ministerio del interior. Por lo tanto, si la actitud de la policía no gusta a los autores del panfleto, deberían dirigir sus quejas contra el actual gobierno, que es quien ordena la actuación policial.

El habitual encargado nacional de convocar, proclamar y desconvocar las alertas anti-fascistas es Pablo Iglesias, quien actualmente tiene en su casa a empleados públicos de las FCSE haciéndole de seguridad privada. ¿Acaso el hogar de quien dicta que es anti-fascista y que no, no es una zona anti-fascista?

En fin... me sorprendió, y pareció exagerado, que Donald Trump pretendiera nombrar a Antifa como "organización terrorista", pero lo voy comprendiendo. De momento, entiendo que personas honradas, no son. Además de ser totalitarios y (irónicamente) fascistas.

Ahora solo me gustaría saber quien y con qué dinero idea, imprime y pega esas consignas en espacios públicos... supongo que eso, ya, para mañana.
 
La Constitución (que algunos, cuando se van a dormir, sueñan con destruir) garantiza la libertad de circulación por todo el territorio nacional, salvo en supuestos muy tasados. Repasemos el artículo 19:

Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.

Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

Este artículo, en el que nadie se fija, es muy importante. Yo me di cuenta de ello hace casi 40 años.

La primera vez que estuve en Berlín, a principios de los ochenta, cruce la frontera entre Helmstedt/Marienborn hasta Berlín Occidental con un amigo en mi coche. Después de todo el papeleo y la revisión completa del vehículo por los alemanes orientales, nos indicaron que debíamos ir en filas de diez vehículos, a 80 kilómetros por hora, sin detenernos y sin salir bajo ningún concepto de la autopista. En caso de que el coche se averiara por cualquier razón, debíamos llevarlo al arcén y esperar a la policía. Todo esto, con un helicóptero sobrevolándonos durante el trayecto.

En los días que pasamos en Berlín Occidental comentamos con gente de allí la paranoia de las autoridades de la República Democrática (¿?) Alemana, y nos contaron que eso no era nada. En todo el país, la gente no podía desplazarse de una ciudad a otra sin solicitar permiso a la policía con una razón de peso. Por supuesto, salir del estado para una persona corriente era impensable. Es más, tampoco podías cambiar de alquiler a otro piso en tu propia ciudad si no lo solicitabas previamente y demostrabas que era imprescindible el cambio. El control sobre la población era absoluto. Y esto no se aplicaba solamente en la RDA, sino en todos los países dominados por los soviéticos.

Ese es el socialismo (comunismo) real, y basta verlo para comprender que hay que ser gilipollas para querer vivir en esas condiciones. Y todas estas cosas las viví en primera persona, no lo leí en un libro. Así que hay que dar gracias al artículo 19 de la Constitución, y a otros muchos, que nos permiten una libertad a la que no damos importancia, pero que en muchas épocas no existía y en algunos lugares hoy sigue sin existir (por ejemplo, Corea del Norte).
 
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