Lo que le pasa a la gente
Llevo días intentando hacer el esfuerzo de entender, de encontrar una explicación a lo que está pasando, al comportamiento de la gente, a su radicalización por un lado, acompañado de ira, violencia y ausencia total de empatía con el prójimo, y por el otro la aceptación sin protestar como un rebaño bien amaestrado, de consignas delirantes absolutamente descabelladas, del seguimiento, incluso, de comportamientos contradictorios con los mismos principios defendidos con violencia justo antes de su defensa.
Llevo días intentando hacer el esfuerzo de entender que lleva a las personas a tener odio por cosas que ni entiende ni de las que tiene conocimiento, con cuánta dificultad le entra en la cabeza a la gente el trabajo de argumentar y qué fácil se le incrustan las proclamas sin demostrar. No pierden el tiempo pensando en qué pensar, les han enseñado a ser instintivos, como los animales, a morder, a ladrar, a atacar en manada, a obedecer a un alfa, sea macho o hembra. ¿Sin paciencia, sin reflexionar, sin pensar, sin ponerse en el lugar de los demás, qué le queda al ser humano para no ser igual que un animal?. Matar por matar, matar por nada, no individualmente, sino de manera tribal, desatada, algo que cada vez está cerca. Estamos siendo conducidos como un rebaño a nuestro exterminio. Estaremos muertos cuando olvidemos qué es lo que nos hace humanos. No amamos de manera social, agachamos la mirada ante el mal y no hacemos nada, no protegemos lo suficiente ni bien a nuestros hijos, no hablamos con nuestros vecinos, no compartimos lo nuestro y ansiamos lo de los demás. Cuando un fruto se pudre se cae de la rama y se separa del árbol. En eso nos hemos convertido, en frutos podridos caídos y aislados, que nadie recoge, porque a nadie importamos. La soledad de estar muertos.
Llevo días intentando decidir qué hacer conmigo. Luchar por algo o desistir. Pelear, quedarme dormido a esperar que las cosas cambien para mi o morir. He sido consciente de mis ánimos cuando en el psicólogo he confesado que deseaba que llegara la operación para poder estar sedado en la uci varios días. Para poder descansar. Para mí descansar es estar sedado. Mal vamos. ¿Quién o qué me ha llevado hasta aquí? El agotamiento extremo que me desarma, el desánimo que se adentra en mi cabeza sin avisar por la puerta de atrás, la desgana de defenderme de los lobos que atacan sin piedad, un poco de todo. Me salva mi mujer y mis hijos, que son el peso de la balanza que lo compensa todo. Pero lo que hay en el lado malo de la balanza no cambia. Y cuando no tienes fuerzas, ¿cómo luchas contra eso?. No lo sé. Lo intento pero no encuentro el camino. No soy capaz de eliminar a los enemigos. Seguiré en ello esperando un golpe de efecto. No pienso en quitarme la vida ni nada de eso, escapar definitivamente no está hecho para mí. Solo que ayer fue un mal día y hoy uno sin esperanza de nada nuevo.