Bueno, dado que estamos en un subforo de ciencia, permitidme que dé algunas pinceladas sobre el tema de moda que involucra a la vacuna de AstraZeneca y a un efecto adverso raro pero grave de la heparina llamado trombocitopenia inducida por heparina (HIT, por sus siglas en inglés).
Primero de todo, hay que saber cómo funciona la heparina. La heparina es una molécula anti-coagulante, es decir, impide o dificulta la formación de coágulos en la sangre. El mecanismo de coagulación de la sangre es muy complejo e involucra a multitud de enzimas y compuestos distintos, que interactúan unos con otros en un intrincado árbol de activaciones e inhibiciones que se llama cascada de la coagulación.
La cascada de la coagulación empieza con un estímulo, por ejemplo el contacto de la sangre con una superficie hostil al endotelio vascular (el endotelio vascular es la capa de células que recubre interiormente los vasos sanguíneos), como la piel, un bisturí o el cristal de un tubo. Este estímulo provoca una reacción en cadena en la que multitud de enzimas se activan entre sí para dar lugar al coágulo. Lo que nosotros llamamos coágulo (o trombo), no es más que una red entrecruzada de fibras de una sustancia llamada fibrina. Esta fibrina circula normalmente en sangre en su forma inactiva, llamada fibrinógeno. Para que el fibrinógeno se active y se convierta en fibrina, se requiere de otro enzima que lo active, llamado trombina, que a su vez también circula en sangre en su forma inactiva llamada protrombina. La protrombina requiere del factor X en su forma activada (factor Xa) para convertirse en trombina. Es decir, la cascada de la coagulación desemboca en la activación del factor X, este a su vez convierte la protrombina en trombina, y esta convierte el fibrinógeno en fibrina. Muy simplificado. Hay que mencionar también que existe un enzima llamado antitrombina que inhibe la acción de la trombina (no puede formar fibrina) y al factor X (le impide activarse). Estos dobles mecanismos de activación/inhibición son muy comunes en fisiología humana y existen para evitar que una reacción química esté perpetuamente activada.
Pues bien, la heparina funciona de la siguiente manera: se une a la antitrombina provocando un cambio conformacional de su microestructura. Esto da como resultado una activación unas 1000 veces más potente de la habitual. Como la antitrombina es un factor que inhibe la formación de coágulos porque impide que los factores que los producen (factor X y trombina) cumplan su función, esto resulta en un desequilibrio en la cascada de la coagulación que se inclina hacia la parte inhibidora de la formación del coágulo, resultando en un impedimento o dificultad para que se formen trombos de fibrina. Sin embargo, la unión del complejo heparina-antitrombina con la trombina depende del número de moléculas de heparina disponibles. No pasa lo mismo con la unión del complejo con el factor X, que solo requiere una. Es por eso que se han desarrollado algunas variantes de la heparina llamadas Heparinas de Bajo Peso Molecular (HBPM) que basan su actividad prácticamente inhibiendo el factor X sin apenas actividad anti-trombina. Estas heparinas seguro que suenan porque quien más quien menos tiene algún familiar que las ha usado (Clexane, Hibor, Innohep...) y una variante llamada Fondaparinux que es un inhibidor puro de factor X.
Sin embargo, la heparina tiene un inhibidor natural: el llamado Factor Plaquetar 4 (PF4). Esta proteína la liberan las plaquetas en sangre cuando son activadas y se une a la molécula de heparina, dificultando su función anti-coagulante. Es por eso y por su doble actividad anti-X y anti-trombina por lo que la farmacocinética y el efecto del tratamiento con heparina sea muy variable y poco predecible. De ahí que el tratamiento con heparina deba ser con bomba intravenosa y con monitorización constante de la coagulación para corregir dosis todo el tiempo. Por eso, se tienden a usar mucho más las HBPM, cuya farmacocinética es mucho más predecible al disminuir la inhibición por el PF4 y al basar casi toda su actividad anticoagulante en bloquear el factor X. Además, se administran subcutáneamente como la insulina, suelen ser una o dos veces al día, y los pacientes pueden pincharse en casa sin mayores problemas (como los diabéticos).
Dicho esto, ¿qué pasa con la HIT? Al parecer, el complejo que forman la heparina y el PF4 puede generar una respuesta inmune en el cuerpo, en la que los linfocitos B fabrican anticuerpos del tipo IgG que reconocen ciertas partes (llamados epítopos) del complejo heparina-PF4. Pero esto no es magia, ya que esta molécula (PF4) en presencia de algunas bacterias, es capaz de unirse a algunos complejos polianiónicos (cargados negativamente) se la superficie bacteriana, generando el mismo estímulo inmunológico con salida de estos mismos anticuerpos. Las bacterias son así "rebozadas" de anticuerpos que buscan los epítopos del PF4-polianión y eso permite que los neutrófilos fagociten estas bacterias "marcadas" con anticuerpos (este mecanismo se llama opsonización).
Sin embargo, la contrapartida de esto, es que si estos anticuerpos reaccionan con el complejo heparina-PF4, y forman complejos heparina-PF4-IgG, estos pueden atraer a las plaquetas entre sí, funcionando como una especie de "cemento" que las aglutina y las activa. Estas plaquetas agregadas y activadas "engañan" a la cascada de la coagulación y aceleran la formación de trombina, saltándose el efecto de la heparina (que se encuentra secuestrada por los anticuerpos y el PF4). Con la formación de trombina se activa la formación de fibrina y con ella la formación del trombo. La aglutinación de plaquetas lleva a su disminución en la circulación, de ahí el nombre del síndrome y sus efectos paradójicos pro-trombóticos a pesar del tratamiento anticoagulante con la heparina.
La aparición de la HIT típicamente sucede entre los 5 y los 10 días de iniciarse el tratamiento con heparina, tanto en pacientes que la reciben por primera vez, como en re-exposiciones. Sin embargo, hay algunas excepciones a esto. Una, las grandes cirugías resetean el reloj, es decir, una persona que haya sido tratada con heparina multitud de veces sin ningún problema, al someterse a cirugía mayor y administrarle heparina, puede desarrollar HIT a los 5-10 días posteriores a la cirugía (la cirugía es un mega-activador de plaquetas que puede desencadenar liberación masiva de PF4). Dos, en pacientes tratados en los 3 meses anteriores con heparina, pueden haber desarrollado anticuerpos anti-PF4-heparina sin desarrollar el síndrome, pero este puede aparecer bruscamente con una reexposición a la heparina. En estos casos la HIT suele acompañarse de una reacción anafilactoide a la administración de la heparina. De lo contrario, si el tiempo sin heparina es prolongado (>90 días), los anticuerpos desaparecen y el reloj se resetea, con lo que pueden volver a aparecer a partir del día 5 del re-tratamiento con heparina.
Existe otra forma más rara de HIT, mucho más grave y catastrófica, que ocurre sin necesidad de exposición a la heparina, y que involucra a un mecanismo autoinmune mucho más espontáneo y rápido, a menudo precedido de cirugía mayor o infección bacteriana. La HIT autoinmune puede perdurar varias semanas, al contrario que la forma clásica en la que el número de plaquetas suele volver a niveles normales en menos de 5 días después de parar la heparina e iniciar un anticoagulante alternativo.
El tratamiento de la HIT empieza por: parar la administración de heparina y usar un anticoagulante alternativo a dosis plenas. No valen derivados de la heparina (heparinas de bajo peso) ni anti-vitaminas K (sintrom, aldocumar) dado que estos últimos, al afectar a una amalgama de enzimas dependientes de vitamina K, también reducen la concentración de proteína C en la sangre. La proteína C es un enzima anti-coagulante, con lo que reduciendo su número se facilita la inclinación de la cascada hacia la actividad pro-coagulante, agravando el cuadro.
El caso de la vacuna de AstraZeneca parece inducir un síndrome protrombótico y trombocitopénico a partir de un mecanismo inmune muy similar al descrito, ya que en la serie de 9 pacientes descritos por los alemanes, se han hallado títulos muy elevados de anticuerpos anti-PF4-heparina y signos de actividad plaquetar muy alta, aunque ninguno de los pacientes fue tratado con heparina previa al cuadro. Dado que existen casos raros de HIT sin mediar heparina por en medio (por ejemplo, el caso de la autoinmunidad que he reseñado antes), es factible que la reacción inmune que busca la vacuna tenga algún tipo de reactividad cruzada que provoque la síntesis de anticuerpos tipo IgG dirigidos contra el PF4 en ausencia de heparina. El hecho de que estos anticuerpos sean autoanticuerpos contra PF4 inducidos por la fuerte reacción inflamatoria que causa la vacuna, o sea la propia vacuna la que desencadene la formación de anticuerpos anti-plaquetas activadas no se sabe todavía.
Este hallazgo tiene unas cuantas implicaciones importantes para los médicos: parece que de momento solo se ha descrito con la vacuna de AstraZeneca (que se basa en un adenovirus de chimpancé modificado genéticamente; los adenovirus se unen a las plaquetas, lo que probablemente cause mediante algún mecanismo, su activación), tratar los trombos con heparina o derivados, no parece ser una buena idea ya que el cuadro podría agravarse; los ensayos para detectar estos anticuerpos están plenamente disponibles en casi cualquier centro; y existen algunos tratamientos con inmunoglobulinas que impiden la activación plaquetar, y por tanto, detienen la liberación de PF4 y podrían usarse para aquellos casos catastróficos de trombosis severas o masivas que pongan en peligro la vida del paciente (como las trombosis de senos venosos cerebrales).
Espero que si lo habéis leído, os haya parecido interesante.