El post de Orson Welles

Sed de mal

Una cima de Orson Welles, muy a la par con “Ciudadano Kane”, que suele ser vista como el testamento definitivo del cine negro clásico, el cual no volvería a ser igual a partir de entonces (ya es una película con muy poco de “clasicismo”, ciertamente). Una mirada al abismo de la corrupción, un argumento de serie B ¿Quien fué el asesino? Nunca importó lo más mínimo ¿Pero acaso no nos da la clave para comprender a Hank Quinlan? Olvidémonos por un momento de Chalton Heston como policía mexicano (al que, por cierto, nunca he visto tan mal como se dice) y veremos que el verdadero protagonista es Welles, que también como en su ópera prima encarna a un personaje excepcional, podrido por dentro, rodeado de luces y sombras. Odioso y despreciable, perdedor y racista. Pero también un alma destrozada, una personalidad orgullosa, e incluso heroica a su manera. En un mundo sin piedad, en un imperio del mal, donde la verdad se fabrica y la ley es un fraude, incluso la amoralidad puede ser un acto de justicia poética.

Una puesta en escena megalómana, adelantada a cualquier época, con contrapicados y encuadres imposibles. Dos ejemplos; el principio y el final, la memorable secuencia introductoria y el desenlace nocturno y fatalista en el puente, visualmente arrollador. Cada plano, de una composición meticulosa (Quinlan con las horas contadas, bajo la imagen de un morlaco banderilleado). Jazz, mambo, rock, una pianola nostálgica... todos los detalles importan, creando una atmósfera asfixiante y alucinada. La mirada retorcida de Welles convierte una luna de miel en una odisea disparatada (Janeth Leigh, víctima de otro hostelero loco en otro motel de carretera), o en una comedia romántica y negra (drogas e intentos de asesinato con ácido de por medio), jugando con los tópicos del exotismo y con los idiomas (obligada la versión original). Marlene Dietrich, que parece Sara Montiel, da la réplica como adivina (ja!) y voz de la conciencia, no cuesta imaginarse a la pareja de antaño, ella una “femme fatale” y él un duro detective.

Un tótem cinematográfico, en definitiva, de un valor narrativo y estético enorme, en cuyo visionado siempre se descubre algo nuevo.
 
Para mí, la mejor película de género negro de la historia junto a "El infierno del odio".

Su grandeza inabarcable me ha abrumado cada vez que la he visto. Está más allá del bien y del mal, a un nivel sideral que empequeñece a cualquier otra película que ose hacerle sombra.

Obra total.
 
Olvidémonos por un momento de Chalton Heston como policía mexicano (al que, por cierto, nunca he visto tan mal como se dice)

Es que no lo está, él está en su sitio, lo que pasa es que el betún y su ¿español? echan patrás... Tampoco es que por eso la peli deje de ser cojonuda (y absolutamente moderna).
 
http://www.lashorasperdidas.com/ind...lm-de-orson-welles-por-fin-en-descarga-libre/

El primer film de Orson Welles, por fin, en descarga libre. 'Too Much Johnson', con Joseph Cotten.

Osson Welles dirigió su primer film en solitario en 1938. Era un mediometraje de 66 minutos y su título era Too Much Johnson, una farsa protagonizada por Joseph Cotten que asume el papel de dueño de una plantación para escapar del marido (Edgar Barrier) de su amante. Se creía perdido en 1971 durante un incendio que consumió la casa de Welles en España, pero afortunadamente quedaba una copia que sobrevivió en un almacén de Pordenone, Italia.

Welles tenía intención de reconvertir el corto en un largometraje pero nunca encontró tiempo para hacerlo. Tres años después, rodaría Ciudadano Kane, y lo haría aprovechando las técnicas aprendidas en Too Much Johnson. “Lo mejor que le pasó a Welles en ese corto”, afirma Simon Callow, el actor de Cuatro Bodas y un Funeral –y biógrafo de Welles– “es que descubrió el montaje y ahí comenzó a ver sus posibilidades; así que sospecho que en ese momento perdió todo interés en la producción del corto, para proseguir su educación”.

Ahora, gracias a la National Film Preservation Foundation, tenemos aquí una versión limpia y restaurada que os dejamos aquí, online (pinchad en la imagen). O podéis descargarla aquí (.mp4, botón derecho + guardar cómo; 1 Gb.)

The Hearts of Age, el primer corto de Welles, codirigido con William Vance.

 
http://themoviebox.net/5740

Magician: The Astonishing Life and Work of Orson Welles — Trailer


73 years ago, a young stage actor and radio star by the name of Orson Welles made the most astonishing film debut ever with a highly-ambitious epic called "Citizen Kane." Welles was only 26 years old, but he co-wrote, starred and directed what many would eventually regard as the greatest film of all-time. And though Welles could never achieve the same success with the films that came after "Kane," he nonetheless is still respected as one of the most influential filmmakers in cinematic history.

It's 29 years since the death of the famed maverick director/actor, and his career continues to fascinate cinephiles everywhere. Good thing, veteran documentarian Chuck Workman (known for creating tribute sequences for a number of televised Academy Award shows) has finished a comprehensive study of Welles' filmography, complete with rare archival footage and interviews with a slew of notable filmmakers (including Martin Scorsese, Steven Spielberg, Richard Linklater, Julie Taymor and much more).

Workman's "Magician: The Astonishing Life and Work of Orson Welles" recently debuted at last month's Telluride Film Festival. It's now getting ready for a theatrical rollout, opening in Los Angeles on December 12th. Watch the newly-released trailer, above.

synopsis:
Magician: The Astonishing Life and Work of Orson Welles looks at the remarkable genius of Orson Welles on the eve of his centenary -- the enigma of his career as a Hollywood star, a Hollywood director (for some a Hollywood failure), and a crucially important independent filmmaker.

directed by Chuck Workman

release date December 12, 2014

 
http://www.lashorasperdidas.com/ind...to-de-orson-welles-podria-ver-la-luz-en-2015/

‘The Other Side of The Wind’, el film inédito de Orson Welles, podría ver la luz en 2015
Termina la batalla por sus derechos y comienza el montaje del film en manos de Peter Bogdanovich y Frank Marshall.


La productora Royal Road Entertainment ha hecho saber este martes que ha alcanzado un principio de acuerdo entre los propietarios de los derechos de The Other Side of the Wind, el film inédito de Orson Welles, que en virtud de este pacto podría ver la luz el 6 de mayo de 2015 con motivo del centenario del nacimiento del cineasta.

En su persecución de los derechos, Royal Road, especializada en películas independientes fuera de Estados Unidos, se ha pasado los últimos cinco años mediando entre las tres partes enfrentadas por el film: la compañera y colaboradora de Welles, Oja Kodar; su hija y única heredera, Beatrice Welles, y la productora franco-iraní L’Astrophore.

The Other Side of the Wind es un film inacabado –técnicamente está rodado, pero le falta pasar por montaje– cuya producción se prolongó entre 1969 y 1976. Está protagonizado por John Huston, Bob Random, Peter Bogdanovich, Susan Strasberg y Oja Kodar. El film comienza con la muerte de su protagonista, el director de cine Jake Hannaford, quien intenta regresar al estrellato con un último film, The Other Side of the Wind, cuyos extractos pueden verse en la propia película.

“Rodado en color, blanco y negro, fotografía estática, 8, 16 y 35mm, The Other Side of the Wind ridiculiza a coetáneos de Welles, como (Michelangelo) Antonioni, a quien MGM concedió en 1969 una gran cantidad de dinero para rodar Zabriskie Point, un sonado fracaso que Welles parodió en The Other Side of the Wind”, explicó en su día Joseph McBride en su libro What Ever Happened to Orson Welles? Hablamos de él en 2012, si queréis más información.

De vuelta al presente, Kodar, de 73 años, declaró al diario estadounidense The New York Times su intención de firmar el acuerdo. “El catalizador ha sido el aniversario, y todo el mundo está como en una especie de ola”, ha explicado. Una vez alcanzado el acuerdo, se espera que la película comience a buscar distribuidores en el American Film Market que se desarrollará en Santa Mónica, California, el mes próximo, según informa el New York Times.

Mientras tanto, se dará el proceso de montaje de la película, del que se encargarán el propio Bogdanovich y el durante largo tiempo productor de Steven Spielberg, Frank Marshall, quien trabajó como ayudante en la película. “Tenemos las notas de Welles, tenemos escenas que no están del todo terminadas y tenemos que añadir música, pero vamos a conseguirlo. Gracias a la tecnología de hoy, no tardaremos demasiado”, ha explicado Marshall.

Si bien YouTube ha borrado el vídeo que colgamos en su día con imágenes del film, la Cinematheque Française cuelga aquí algunos extractos en una entrevista a Françoise Widhoff, productora de F de Fraude, de Welles.

 
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/09/actualidad/1423511022_833826.html

En la arcadia vasca de Orson Welles
El cineasta rodó en 1955 dos rarezas que el Festival de Documentales de Navarra recupera

Un Orson Welles entre meditabundo y juguetón, un algo épico y se diría que un punto impostor, mira hacia el lugar donde el contorno de los Pirineos va muriendo hacia el mar de San Juan de Luz, de Sokoa, de Guéthary, de la costa vascofrancesa. Susurra:

“No son mediterráneos, ni alpinos, magiares, celtas, germanos, semíticos, escandinavos ni arios. Nadie sabe quiénes fueron sus antepasados. Según ellos, Adán y Eva eran vascos puros. Son como los pieles rojas de América. Estaban aquí antes de que llegaran otros europeos. Hablan una lengua propia y extraña de origen desconocido. No. Los que aquí viven no son ni franceses ni españoles. Son vascos, y el surgimiento y caída de otras repúblicas y de otros reinos nunca les han hecho olvidar que son… vascos”.

¿Un vademécum, un nuevo eslogan para un nuevo partido nacionalista vasco? No. La peliculita en cuestión se titula La tierra de los vascos y, junto a una segunda pieza del mismo Welles, La pelota vasca, constituye uno de los platos más apetecibles (por la rareza y dificultad de verlos en pantalla grande) del Festival Internacional de Cine Documental de Navarra Punto de Vista, cuya IX edición arrancó este lunes en el Baluarte de Pamplona y que este año dedica todo un ciclo a la vieja fascinación del mundo el cine por el microcosmos incrustado a ambas orillas del Bidasoa. Este año se cumplen tanto el centenario del nacimiento como los 30 años de la muerte del cineasta.

Verano de 1955. El cineasta que 14 años antes —apenas 26 cumplidos— había asombrado al mundo con su Ciudadano Kane, paseaba su físico masivo y su cabeza privilegiada por los valles y los montes de Iparralde, el País Vasco francés. Seguramente escapando de las tempestades (tradicionales, por otra parte, en su relación con la industria) ocasionadas por la postproducción, montaje y estreno mundial de su película Mister Arkadin, ciudadano Welles había aceptado un encargo de la BBC para contar, a través de minidocumentales para televisión sus personales e intransferibles visiones del mundo. Y decidió empezar la serie Around the world por allí, por aquella arcadia misteriosa de la que no tenía ni muchos ni pocos datos.

Pero tenía uno: su amigo, el periodista estadounidense Charles Wertenbaker, antiguo editor de la revista Time y su mujer, la periodista y escritora Lael Tucker, y los hijos de ambos, Chris y Timberlake, se habían instalado allí, concretamente en el encantador pueblecito de Ciboure (Ziburu en su nombre vasco). ¿Qué mejor contacto para arrancar?

Pero poco antes de viajar a la tierra de los vascos, Charles Wertenbaker murió. Orson Welles no se desanimó. Había conocido a su querido amigo en los Sanfermines y con él había compartido dos aficiones: la fiesta y Shakespeare. Ahora compartirían otra cosa: a Chris, el hijo menor de los Wertenbaker. El cineasta contrató a la madre, que acabaría firmando el montaje y prácticamente el guion de los dos documentales, y le pidió que el pequeño Chris (de 11 años) fuera su guía.

“Orson Welles era una persona muy imponente. Lo pasé muy bien con él , pero tampoco puedo decir que conocerlo me impactara hasta el extremo de convertirme en un profundo admirador suyo. Lo disfruté, eso sí, como un cinéfilo más, sobre todo como actor en El tercer hombre”, rememoraba Chris Wertenbaker, recién llegado a Pamplona desde Nueva York, donde alterna su vida entre las obligaciones profesionales de la neuroftalmología y la afición por el flamenco y los instrumentos de cuerda orientales. De hecho, este lunes ofreció un pequeño recital tras la inauguración, que llegó en forma de conferencia del escritor Bernardo Atxaga.

El autor de Obabakoak es un experto en las aproximaciones que el mundo del cine, y en especial Orson Welles, han hecho al País Vasco a lo largo del tiempo. “Euskal Herria siempre fue ese lugar al que según la visión romántica de Humboldt, de El buen salvaje o de Merimée se consideró diferente… la República del Bidasoa, como le llamaban… y además, en la guerra fue un lugar de paso clave entre el norte y el sur de Europa, y sobre todo de los pilotos aliados que caían en combate en Bélgica, en Inglaterra, en Francia… Florentino Goikoetxea, por ejemplo, era un mugalari (pasador de fronteras) de Hernani que pasó a 227 pilotos, y a quien condecoró el mismo Eisenhower”.

Atxaga considera, no sin un deje de sorna, que Welles se permitió “bastantes licencias poéticas” rodando las andanzas de pelotaris, taberneros, pastores y dantzaris. Y tiene bastante claro cuál pudo ser el detonante del interés del cineasta: un artículo que su amigo Charles Wertenbaker publicó en 1950 en la revista The New Yorker sobre… la caza de palomas en la localidad navarra de Etxalar, a dos pasos de la frontera. Ahí pudo empezar a forjarse la arcadia vasca del ciudadano Welles…

De Lumière a Iosseliani
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Fotograma del documental 'La pelota vasca', de Wells.

El Festival Punto de Vista recupera su carácter anual y su esperanza de vida tras los consabidos vaivenes político-económicos (ahora el Gobierno de Navarra apuesta por este interesantísimo certamen). En su nueva sede del palacio del Baluarte, el equipo coordinado por el cineasta navarro Oskar Alegría sirve desde hoy un menú a priori exquisito. Junto a La Región Central —sección competitiva— y los ciclos dedicados a las islas, a la cineasta y poeta escocesa Margaret Tait y al artista Isidoro Valcárcel, destaca la sección Chez les basques. Se trata de un viaje por la fascinación que, desde los hermanos Lumière (Les rochers de la Vierge, 1896) hasta el gran poeta del blanco y negro Lous Delluc (Le chemin d'Ernoa, 1921), pasando por Maurice Champreux, Hubert Knapp, el cine nazi-propagandístico de Herbert Brieger o los particulares universos de Welles y Otar Iosseliani (que asistirá al certamen), ejerció el País Vasco sobre los cineastas a través del tiempo.
 
Yo creo que esas "rarezas" son bastante conocidas, de hecho, creo que se incluyeron en la retrospectiva que se dedico a Welles en la filmoteca, al menos a Bilbao llegó en su momento...
 
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de este fenómeno, autor total y artista insobornable.

Curiosamente, cuando pienso en él siempre me viene a la cabeza Anton Karas y Harry Lime, esa maravilla que no dirigió.
 
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CAIMÁN le dedica este mes un especial de 27 páginas con textos de Joseph McBride, Jonathan Rosenbaum, Santos Zunzunegui, Esteve Riambau, etc...
 
¿Vísteis La Noche temática el Viernes? Un documentalaco de la vida y obra de Orson Welles más otro del suceso "La Guerra de los Mundos". Fue interesante.
 
Aprovecho para recomendaros la adaptación con el guión de Orson que hizo RTVE con Constantino Romero.
 
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http://capitanswing.com/libros/ciudadano-welles/

Innovador del cine, director de teatro, productor, guionista y locutor de radio, actor, escritor, pintor, narrador y mago, Orson Welles fue uno de los últimos hombres del Renacimiento del siglo XX. Desde «La Guerra de los Mundos» en la radio hasta sus numerosas obras maestras cinematográficas (Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, Macbeth), fue un maestro de la narración, tan expresiva como enigmática.

En los años 60 y principios de los 70, el cineasta Peter Bogdanovich mantuvo extensas entrevistas (entremezcladas con cartas, notas y telegramas) con Welles, pero una serie de circunstancias —como la decisión del director de escribir una autobiografía que nunca llegó a escribir— las mantuvieron ocultas al publico. Editada y anotada por Jonathan Rosenbaum, esta recopilación —que Welles consideró en última instancia su autobiografía—, refleja su visión de la radio, el teatro, el cine y la televisión, así como irónicas reflexiones sobre los enfrentamientos que mantuvo con el mundillo de Hollywood, y su relación con otros directores y estrellas de la época. Una obra maestra, única y atractiva, imprescindible para conocer la personalidad del genio que puso en marcha uno de los procesos creadores más ricos y complejos del arte contemporáneo.

Prefacio de Jonathan Rosenbaum
Introducción de Peter Bogdanovich
 
Campanadas a medianoche

Welles, especialista en películas que muy a menudo versan sobre sí mismo, apoderándose de Shakespeare, retorciéndolo y haciéndolo suyo, llega a fundirse con un icono literario comparable al Quijote, con un personaje que encaja milimétricamente con una personalidad ególatra, carismática, genial, vitalista, llena de luz y de oscuridad, desdibujándose los límites entre el intérprete y la interpretación. Falstaff es la dignidad del caballero enfrentada a un espejo deformante. Welles/Falstaff es un bufón que nos hace reír, que nos resulta patético, pero también es una criatura trágica que tiene el corazón de un niño, un poeta que nos conmueve, un artista que hace de la vida un arte. Comedia, drama de época, juego de apariencias, cine épico incluso, la película respira amor por el cine y puede ser vista como un colofón, o resumen, de la trayectoria del director-actor, una obra total y megalómana, sacada adelante con pocos medios y gran imaginación.

Los contrastes entre la vida picaresca y el entorno cortesano, los sentimientos y la razón, la libertad de la juventud y las responsabilidades de la edad adulta, son representados visualmente, como no podría ser de otra manera, mediante una fotografía intensamente contrastada y arriesgados encuadres. El resultado, que conjuga lo espectacular y lo íntimo, es lo más parecido a unos dibujos animados de carne y hueso, con lo grotesco por bandera. La batalla, rodada en localizaciones españolas más que reconocibles, es una cosa muy loca que parece salida de los Monty Python, con ese montaje febril (aplicable a todo, en realidad), la cámara rápida, la gente por el fango...

Orson Welles, ni más, ni menos. No hace falta decir más. Una película para ser proyectada en escuelas de cine, lo mismo que podría decirse de Sed de mal. Eso sí, Macbeth, casi dos décadas anterior, queda en un ejercicio de colegial al lado de ésto, la obra de un autor cuyo camino ya era de largo recorrido.
 
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