EL POST DEL CINE SILENTE

El mangaka/enfermo mental Suehiro Maruo es super fan; su obra está plagada de guiños a Caligari. Y a otras pelis del expresionismo Alemán silente. Ahí queda el dato. Thank me later.
 
A muchos historiadores cinematográficos les encanta ver el nazismo reflejado en el cine de Weimar como si de una bola de cristal se tratase. Yo creo que más bien reflejan traumas presentes o inmediatamente anteriores, como la guerra, el caudillismo prusiano o el fascismo italiano que ya dominaba Italia por entonces, elementos que sin duda influyeron posteriormente en el ascenso de Hitler, pero yo creo que este hecho no se podía contemplar ni tan siquiera en el subconsciente de los artistas, que ya tenían bastante con vivir con un país en ruinas donde el hambre y los radicalismos políticos de toda clase campaban a sus anchas.

Un saludete.

Fritz Lang decía que en aquella época lo que había era desesperación, a todos los niveles en la sociedad, de ahí que surgieran este tipo de películas, que lo que reflejan es un clima de postguerra de una Alemania deprimida y arrasada, auténtico caldo de cultivo para lo que sería el nazismo.
 
Joder me acabo de ver sino la mejor una de las mejores adaptaciones del Sabueso de los Baskervilles que he visto, Der Hund von Baskerville


Con una iluminación expresionista que ya quisieran películas 30/40/50 años posteriores y ese toque de aventura misterio rollo Fritz Lang (no en vano es una adaptación alemana)... muy recomendable
 
La carreta fantasma, de Victor Sjöström

Es nochevieja y una figura, espectral y encapuchada, se aparece de la nada para llevarse las almas de los difuntos. Es el conductor de la chirriante carreta fantasma, y el último desgraciado en morir antes de que suenen las doce campanadas sufrirá la maldición de guiarla a lo largo de todo un año…

Una de las realizaciones clave de este cineasta y actor sueco, tal vez más conocido por su papel en “Fresas salvajes” de Bergman, pero responsable de títulos tan relevantes en su relato, estética y puesta en escena para los primeros años del cine como el que nos ocupa, con base argumental en una obra de la premio Nobel Selma Lagerlof y en una leyenda popular europea muy al estilo de nuestra Santa Compaña. Pero lo más interesante es que a partir de aquí se desarrolla un melodrama realista en el que los sobrenatural es un eco de quienes en vida son poco menos que despojos o espíritus torturados, en torno al alcohol y sus destructivos efectos no únicamente en quienes se dan a la bebida y al vicio, sino en todos los inocentes que son arrastrados en su caída, perjudicados o incluso también corrompidas. Un efecto semejante al de una enfermedad en expansión, como la tuberculosis que igualmente causa estragos en estos tiempos oscuros, de miseria, de religiosidad y de aguantar como se pueda, con lo que se añade un trasfondo social a la simple fábula moral. Es el combate sin fin entre la luz y la sombra el que se materializa en el desdoblamiento fantástico del protagonista. Entre toda esa degradación y su contraria: la ingenuidad, la fe de quienes albergan sentimientos caritativos y se empeñan en vislumbrar el bien incluso en el peor de los monstruos… Pero todos cometemos errores que se acaban pagando tarde o temprano.

¿Aceptaríamos sin más ser los encargados de una tarea tan infernal? Te pones en el pellejo del pobre diablo, muy bien interpretado por el propio Sjöström. Como los demás intérpretes, en un registro alejado del histrionismo, igual que lo visual se aparta de lo expresionista para recoger entornos cotidianos. Una narrativa compuesta por flashbacks constantes, incluso dentro de otros flashbacks en un momento dado, denota el afán por ir más allá, combinando géneros, alternando lo crudamente real con el mundo de ultratumba, recreado mediante primitivos efectos de transparencias que dan pie a escenas que, pese al transcurso de un siglo, conservan en lo que ahora vemos como tosquedad una cualidad inquietante, lo más recordado del film. Se recurre también al montaje paralelo, con un par de secuencias de tensión notable, siendo una de ellas la célebre que inspiraría a Kubrick con una mujer aterrada tras una puerta destrozada a hachazos, tomada a su vez de Griffith… en cuanto al clímax, es pura angustia e impotencia.

Redención y arrepentimiento sincero, segundas oportunidades y tocar fondo para renacer. Un elemento que da la vuelta a todo lo que hemos visto. Una frase: “Señor, no dejes que mi alma sea recogida antes de estar madura”. Impresionante, en fin, la música añadida; buena combinación instrumental, moderna sin caer en lo experimentaloide, que aporta el toque lírico, emotivo, o bien siniestro, según la ocasión.


carreta-fantasma-korkarlen-1921-victor-sjostrom.jpg
 
Arriba Pie