Pues aprovechando el ciclo Bar mitzvah de primeros años spielbergianos que me estoy haciendo este verano, me he visto Duel que hacía muchísimo que no veía. Más allá del camión como enemigo fantasmal, de lo monstruoso del artefacto, de lo caprichoso y aleatorio que resulta el ataque y todas esas cosas que se suelen comentar, la película presenta un poso psicológico muy acentuado. De hecho a veces demasiado, pues la voz en off del protagonista verbaliza demasiados pensamientos que podrían representarse de otro modo. Pero bueno, es un trabajo de debut y la dirección resulta tan soberbia, que este pequeño defecto que se nota que es de cineasta novel que no quiere que nadie pierda comba de lo que se narra, queda en segundo plano. Toda la peli orbita sobre la cobardía y sobre la idea de masculinidad, precisamente en un personaje que carece de ella. El protagonista es un personaje apocado y algo pusilánime. La conversación con su mujer lo deja claro: el tipo es un calzonazos. Al teléfono le pide perdón por no haber reaccionado la noche anterior en una fiesta donde un tipo se propasó con ella, sin que él hiciera nada. Luego menciona a una madre por ahí para dejar un soplo freudiano. En el fondo el camión no es más que la traslación de sus miedos y frustraciones. No hay tal camión, sólo la enorme sombra de la impotencia. Una concreción de sus carencias, potente, salvaje y animal; en un momento dado incluso lo dice en alto, "no puedo hacer nada contra él, no tengo tengo suficiente potencia...." El tipo curiosamente se llama David Mann... y esa hombría dañada es la que se aparece en la carretera, proyectada desde su psique para perseguirle hasta que reaccione. Hay una escena especialmente retorcida. Un conductor de autobús le pide ayuda para hacer avanzar su vehículo atascado, empujando con su coche desde detrás. Mann no será capaz con su cochecillo y su escasa potencia de llevarlo a cabo. Pero desde las ventanas del autobús un coro de niños le gritan "empuja, empuja¡¡¡" Algunos insertos de caras de niñas son especialmente crueles si los leemos con este sentido de alusión a su ego masculino. Al final tendrá que sacar a flote algo de valentía y confrontar sus miedos. Solo así será capaz de acabar con él. Me encanta el plano final, sentado en el barranco, orgulloso de su hazaña que solo atañe a él, por lo que el resto del mundo incluida su mujer importan poco. Top 5 del judío...