Imagina que la red eléctrica es como un columpio gigante que debe balancearse siempre a la misma velocidad (¡eso es la frecuencia!). Para mantenerlo estable, necesitamos empujarlo justo con la fuerza correcta.
La energía solar y eólica son como niños que empujan el columpio, pero a veces lo hacen muy fuerte o se detienen de repente:
• Sol y viento cambian rápido: Cuando una nube tapa el sol o el viento para, las placas solares o los molinos de viento dejan de empujar el columpio de golpe. Esto hace que el columpio (la red) se tambalee.
• No tienen fuerza extra: Las solares y eólicas no tienen “fuerza” (inercia) para mantener el columpio estable si algo cambia rápido, porque no tienen partes giratorias pesadas como las turbinas de otras centrales.
Si hay demasiadas nubes o el viento se para mucho, el columpio puede tambalearse tanto que la red “se cae” (se apaga).
Cómo ayudan las energías tradicionales: Las centrales tradicionales, como las de agua, carbón o nuclear, son como adultos fuertes con manos firmes. Tienen turbinas grandes que giran y dan “fuerza” (inercia) para que el columpio no se tambalee. Si el columpio va muy lento (frecuencia baja), estas centrales empujan más fuerte aumentando su energía. Si va muy rápido (frecuencia alta), empujan menos. Así, ajustan la velocidad del columpio rápidamente para mantener la red estable, compensando los cambios bruscos de la solar y eólica.
Si las fuentes de energía, como las solares, eólicas u otras, generan demasiada electricidad y la frecuencia de la red eléctrica se eleva por encima del margen que la red puede soportar (por ejemplo, mucho más de 50 Hz o 60 Hz), pueden ocurrir problemas graves. Aquí te lo explico de forma breve y clara:
¿Qué pasa si el columpio va demasiado rápido?
Recuerda que la red eléctrica es como un columpio que debe balancearse a una velocidad constante (la frecuencia). Si la energía solar, eólica o cualquier otra fuente empuja demasiado (genera más electricidad de la que se necesita), el columpio va demasiado rápido (la frecuencia sube mucho). Esto puede causar:
1. Equipos se dañan: Los aparatos conectados a la red, como televisores, neveras o motores, están diseñados para trabajar a una frecuencia exacta (50 o 60 Hz). Si la frecuencia es muy alta, estos equipos pueden sobrecalentarse, fallar o incluso quemarse.
2. La red se descontrola: Si el columpio va demasiado rápido, es difícil controlarlo. Las centrales eléctricas pueden perder la sincronización (no trabajar juntas), lo que hace que la red se vuelva inestable.
3. Apagón: Para proteger la red, los sistemas automáticos pueden desconectar partes de la red o apagar centrales. Esto puede causar un apagón (¡el columpio se detiene de golpe!), dejando a casas y fábricas sin electricidad.
4. Daños en las centrales: Las turbinas de las centrales tradicionales (como las de agua o carbón) pueden sufrir daños si giran demasiado rápido por la alta frecuencia, porque están forzadas a trabajar fuera de su rango normal.
¿Cómo se evita?
Las energías tradicionales, como las centrales de agua, carbón o nuclear, actúan como adultos que frenan el columpio si va muy rápido:
• Reducen la generación: Bajan la cantidad de energía que producen para que la frecuencia vuelva al rango normal.
• Desconectan fuentes: En casos extremos, la red puede desconectar temporalmente algunas placas solares o molinos eólicos para reducir el exceso de energía.
• Usan “frenos” especiales: Dispositivos como resistencias o baterías absorben el exceso de energía para estabilizar la red.
Si la frecuencia se sale mucho del margen y no se corrige a tiempo, la red puede “caerse” para protegerse, causando apagones. Por eso, las centrales tradicionales y los sistemas de control son clave para mantener el columpio (la red) balanceándose justo a la velocidad correcta.