KZ Dachau (Parte 1)
Tal y como comenté en su día, tras mi experiencia en Breendonk no estaba seguro de si en un futuro iba a querer volver a visitar un campo de concentración. Sin embargo, si uno se encuentra haciendo una ruta por el sur de Alemania con parada en la ciudad de Múnich, cuna del nazismo, y se le presenta la oportunidad de conocer el primero de los campos de concentración, el que sirvió de modelo de todos los demás, resulta difícil no aprovecharla.
Llegamos a Dachau la mañana de un día gris y tristón, muy adecuado para ilustrar el estado de ánimo con que se ven este tipo de lugares. Llueve a cántaros y así seguirá durante toda la visita, con lo que bajo la protección de los paraguas nos dirigimos hacia la entrada.
El Jourhaus, este pequeño edificio blanco, contenía las oficinas principales del personal de las SS y constituía el punto de acceso de los presos al campo. Destaca el enrejado con el mensaje “
ARBEIT MACHT FREI” (
El trabajo (te) hace libre), utilizado también en otros campos de concentración como Auschwitz, que da buena cuenta de la mentalidad que tenía esta gente, más aún estando colocado en la puerta por la que los prisioneros salían todos los días a hacer trabajos forzados.
Una vez dentro nos encontramos frente a una explanada enorme (más interminable aún cuando la recorres con lluvia), que como imaginaréis era la zona de inspección donde se pasaba revista a los prisioneros. A nuestra izquierda se encuentran los barracones:
Y a nuestra derecha el Edificio de Mantenimiento, que contenía talleres, almacenes, cocinas, lavandería, baños,…
En la actualidad alberga una exposición muy extensa con información sobre el comienzo del régimen nacionalsocialista, así como la historia y el funcionamiento del campo. También hay una sala de cine donde se proyecta un video bastante duro con imágenes del descubrimiento y la liberación del campo.
Aunque hoy en día ha desaparecido, los nazis escribieron en el tejado de este edificio otro mensaje en letras bien grandes, al que se enfrentaban directamente los presos cuando se encontraban de pie en la explanada: “
Es gibt einen Weg zur Freiheit. Seine Meilensteine heißen: Gehorsam, Fleiß, Ehrlichkeit, Ordnung, Sauberkeit, Nüchternheit, Wahrhaftigkeit, Opfersinn und Liebe zum Vaterland” (
Existe un camino hacia la libertad. Sus etapas son: obediencia, diligencia, honestidad, orden, limpieza, sobriedad, veracidad, sentido del sacrificio y amor por la patria).
Esta inscripción junto con la de la reja de la entrada, totalmente cínicas para los prisioneros, cumplían además una función de propaganda nazi de cara a miradas externas, para las que el campo se vendía como un sitio de re-educación. De hecho, resulta curioso ver algunas muestras de esto dentro de la propia exposición. Para los reportajes de los periódicos se hacía una selección de los presos de aspecto más desagradable o amenazante, que eran fotografiados y descritos como especímenes sub-humanos enfermos. Otras veces, como en la imagen siguiente, sacaban a los prisioneros construyendo “la piscina”, que no era más que un estanque sucio donde estaba prohibido meterse debido al riesgo de infección.
Un par de fotos del interior, la segunda correspondiente a lo que era la sala de duchas:
Justo detrás del Edificio de Mantenimiento se encuentra el “búnker”, una cárcel con 136 celdas donde las SS retenían y aislaban a aquellos que consideraban más rebeldes o desafiantes, a veces para torturarlos o matarlos.