De cómo McLaren creó un monstruo al que ahora tiene que derrotar
Recuperar la senda del título pasa por ser un equipo oficial
Tres vueltas sueltas no parecen muchas, pero todo largo camino empieza con un primer paso, y la renovada asociación McLaren-Honda ya lo ha dado, en la primera jornada de tests en Abu Dabi, dos días después del final del mundial que ha coronado a Lewis Hamilton. Al final de trayecto que ahora empieza, la unión atisba reverdecer los laureles de los míticos bólidos rojiblancos de Prost y Senna.
Cuando se concretó el nuevo reglamento motorista estrenado este año, los hombres de Woking tuvieron claro que con un motor cliente no iban a ser campeones. De ahí la separación de su socio histórico de los últimos 20 años, Mercedes, y la reunión (nunca mejor dicho) con Honda.
Curiosamente, McLaren tuvo parte de culpa en el nacimiento del monstruo que es el equipo Mercedes AMG de F1 en la actualidad. Un equipo que, no lo olvidemos, trabaja desde una fábrica que hasta hace seis años era propiedad de Honda...
A finales del 2008, la crisis empujó a Honda a dejar la F1 -en algunos mercados las ventas de automóviles se desplomaron un 50%-. El golpe maestro de Ross Brawn, a la sazón jefe del equipo Honda F1, fue convencer a los japoneses de que les saldría más barato, y además sería más honorable, cederles el equipo a los directivos -él mismo, junto con Nick Fry y otros- que cerrarlo y hacer frente a las considerables indemnizaciones y demás.
En pocas palabras, Honda regaló el equipo a Brawn y además subvencionó su campaña 2009 con los 100 millones de dólares que se habría gastado en indemnizar al personal.
Ross rebautizó la fábrica de Honda en Brackley con su nombre. Tenía el coche, desarrollado con una cuantiosa inversión de recursos de Honda durante todo el 2008, pero le faltaba un motor. Habló con Ferrari, pero las mayores facilidades las encontró en Mercedes. McLaren era el socio de referencia de Mercedes, y juntos acababan de ganar el título por primera vez en diez años, con Lewis Hamilton. La marca alemana incluso era propietaria del 40% del accionariado del equipo de Ron Dennis y McLaren fabricaba el superdeportivo SLR de la marca de la estrella.
McLaren podría haber vetado el suministro del motor Mercedes V8 a Brawn, pero no lo hizo. Seguramente en Woking pensaron que así actuaban en beneficio del deporte y de la supervivencia de un equipo y el bienestar de decenas de familias. Si en aquel momento hubieran sospechado que la argucia del doble difusor iba a llevar en volandas a tan modesta escudería hasta el título mundial, la historia habría sido muy distinta.
El caso es que Mercedes ganó el título del 2009 con aquel bólido totalmente blanco que no lucía el emblema de la estrella de tres puntas en ningún rincón de la carrocería. Y decidió comprarlo -¡negocio redondo para Brawn y compañía!- para correr en primera persona, como había hecho Honda al adquirir BAR.
La consecuencia de todo ello fue que también arrancó el proceso paulatino de divorcio de McLaren que culminó el lunes, cuando equipo de Woking cambió la indumentaria con la estrella de tres puntas por las camisetas blancas con el logotipo de la H.
Resumiendo, la benevolencia de McLaren contribuyó a crear el monstruo que ahora es Mercedes AMG F1 Team y antes fue Honda F1 Team. Y, para colmo, tuvo que reorganizar su estructura empresarial -recomprar las acciones de Mercedes- y buscarse otro socio motorista, mientras Mercedes ponía las bases de un segundo título mundial para Hamilton, pero con una flecha de plata distinta.
Porque si una cosa tenían clara en Woking es que como equipo cliente de Mercedes no iban a ser campeones del mundo en esta nueva era de los grupos propulsores V6 turbo híbridos. "Para ganar el título hay que ser un equipo oficial", sentencia Éric Boullier, director deportivo de McLaren,
en una entrevista en formula1.com.
Entra en escena Honda, y el gran triunfo de la nueva reglamentación motorista es precisamente haber suscitado el regreso de la marca japonesa, atraída por el reto tecnológico de las nuevas mecánicas. Una marca que, consciente de que su especialidad son precisamente los pistones y las bielas -y no los chasis ni el día a día de un equipo-, ha aparcado el ambicioso sueño de triunfar en primera persona para renovar la asociación con McLaren, haciendo bueno el dicho: "Zapatero, a tus zapatos".
Que Honda haya vuelto a la F1 seis años después de marcharse con el rabo entre las piernas es un espaldarazo tremendo para la categoría reina del automovilismo, y reafirma su papel como escaparate tecnológico para las marcas y banco de pruebas de las tecnologías más avanzadas. Creo que en general aún no somos conscientes de la formidable apuesta que Honda ha plantado encima de la mesa. Soichiro estaría orgulloso.
Con todo, podría parecer que las tres vueltecillas del primer día de pruebas en Abu Dabi han supuesto un jarro de agua fría, cuando no un fracaso manifiesto. En el fondo, nada más lejos de la realidad. Hay que recordar que, en el estreno del McLaren MP4-29 (el pasado mes de enero, en Jerez), el coche no salió del box en todo el día, por problemas eléctricos. Dicho de otro modo, Honda está sufriendo en noviembre los problemas de juventud que sus rivales experimentaron en enero. Y van con dos meses de adelanto.
De lo que se trata en Abu Dabi es de comprobar los sistemas "y llegar a Jerez con los posibles fallos arreglados", aclara Boullier en esa misma entrevista.
Así pues, McLaren-Honda se mantiene firme en su propósito de conseguir podios en el 2015 y, por qué no, victorias. El camino será largo, pero el primer pasito (firme) ya lo han dado.