Ultrasónica, como bien ha aclarado Miguel_Angel, lo de que el tío diga que está saliendo con un SO y nos choque a nosotros pero no lo haga a los otros personajes, es porque analizamos la situación desde una perspectiva etnocéntrica, es decir, desde nuestra cultura. Si a nosotros mañana nos llega un colega y nos dice que ha empezado una relación con una RealDoll o con un Sistema Operativo, pensaríamos que está fatal y lo mandaríamos al psiquiatra.
Es cierto que el programa que utiliza es nuevo, pero párate a pensar en lo rápido que se expanden las modas hoy en día. Hace cuatro días ni dios usaba Telegram, y ahora todo el mundo está empezando a descargárselo y hasta los medios se están haciendo eco de ello. Pues si ahora las modas se expanden rápido, es de suponer que en el futuro en que transcurre la película lo harán mucho más. La duración de la historia es indeterminada, pero desde que se inician los hechos hasta que acaban tranquilamente pueden pasar unas cuantas semanas o meses, tiempo suficiente para que el SO se expanda como la pólvora, las relaciones entre humanos y máquinas empiece a ser lo suficiente común como para que nadie le chirrie.
En cualquier caso, es evidente que a Jonze no le interesa mostrar esa relación como algo "raro" y "macabro" (al fin y al cabo, esa historia ya la han contado muchos otros antes, p. ej:
Lars y una chica de verdad) sino como algo normal y natural que, en el fondo, creo que casi es más interesante, porque ilustra cómo la tradicional división que hacíamos entre "mundo real" y "mundo virtual" cada vez tiene menos sentido. Cada vez pasamos más tiempo en el ciberespacio, cada vez volcamos más de nosotros en él. Cientos de conversaciones, fotos, vídeos... gran parte de nuestra biografía está registrada en código binario. Internet es el medio a través del cual nos formamos, trabajamos, nos relacionamos, nos entretenemos... ya no tiene sentido decir que hay un mundo real y un mundo virtual, o que tenemos una identidad física y una identidad digital. La tecnología ya forma una parte tan imprescindible en nuestras vidas que no concebimos vivir sin ellas. Y es de suponer que en el futuro esta relación sólo puede ir a más. Al fin y al cabo, si la gente ya se enamora por internet, y muchas de esas relaciones acaban siendo más auténticas y profundas que muchas de las que se inician en el mundo real, ¿tan descabellada es la idea de enamorarse de una inteligencia artificial?
Creo que es muy significativa la profesión del protagonista. Es un escritor de "cartas hermosamente manuscritas"... hechas a ordenador. Una persona quiere enviarle una carta a un ser querido y contrata a un profesional para que lo haga en su lugar. A primera vista, no es más que una versión sofisticada y ultramoderna de las impersonales tarjetas de felicitación que podemos encontrar en cualquier papelería, pero en el fondo hay el suficiente arte en ellas como para que merezcan ser recopiladas en un libro destinado a convertirse en todo un clásico de la literatura del futuro. Todo es ambiguo. Los conceptos de "humano" y "artificial" tradicionales se dinamitan por completo.
En todo caso, es evidente que aquí lo que le interesa a Jonze es la historia de amor pura y dura. Para aspectos más "sociales" ya tenemos
Black Mirror.
Tengo muchas más cosas que comentar, pero por el momento lo voy a dejar aquí, para no aburriros