Mientras tanto, en Madrid, la justicia ha vuelto a paralizar el chanchullo de los hospitales. Hace años, Doña Urraca celebraba la inauguración de nada menos que seis nuevos hospitales que supusieron un golpe de suerte a diversas constructoras que hicieron el negocio del siglo. Ellos construían el edificio, daban unos servicios y la Comunidad de Madrid les pagaba un buen peaje y además les ponía el personal médico.
Hace tiempo el Consejero de Sanidad, conocido por todos por su capacidad para hacer amigos gracias a su carácter dialogante y respetuoso con las opiniones dispares a la suya, asumió su incompetencia para gestionar de forma envidiable los recursos públicos de los que dispone por lo que pensó que una empresa privada lo haría mejor. Entonces hizo un concurso a la medida de empresas amigas como Ribera Salud (Bankia) o Sanitas (donde le habrían atendido de sus taras mentales desde pequeñito) y perteneciente a un comprometido fondo buitre para que se hicieran cargo del negocio. Él les pagaría un dinero por paciente y ellos se las apañan ahorrando en enfermos. También ganó algunos hospitales una empresa de turismo sanitario radicada en Puerto Rico.
Este buen hombre, figura del PP madrileño por lo tanto en vez de dimitir ante la incompetencia de la que hacía gala, buscó destrozar el sistema público ya que las empresas tienen más derecho a hacer negocio con un servicio de todos que los madrileños de poseer a través de las instituciones públicas capacidad de gestión sobre los recursos públicos. Y ahí está ahora pataleando cuando han vuelto a paralizar la privatización desde un juzgado comunista a las órdenes de sindicatos, rojos y gentes de mal vivir. Lo bueno es que cuando habla y da su opinión la expande al resto de madrileños, de médicos del sistema y de cuantos trabajen en el mismo. Él se cree la luz, pero creo que es algunas de esas esculturas que producen nuestros canes cuando los sacamos a pasear.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/09/04/madrid/1378294240_178681.html
Hace tiempo el Consejero de Sanidad, conocido por todos por su capacidad para hacer amigos gracias a su carácter dialogante y respetuoso con las opiniones dispares a la suya, asumió su incompetencia para gestionar de forma envidiable los recursos públicos de los que dispone por lo que pensó que una empresa privada lo haría mejor. Entonces hizo un concurso a la medida de empresas amigas como Ribera Salud (Bankia) o Sanitas (donde le habrían atendido de sus taras mentales desde pequeñito) y perteneciente a un comprometido fondo buitre para que se hicieran cargo del negocio. Él les pagaría un dinero por paciente y ellos se las apañan ahorrando en enfermos. También ganó algunos hospitales una empresa de turismo sanitario radicada en Puerto Rico.
Este buen hombre, figura del PP madrileño por lo tanto en vez de dimitir ante la incompetencia de la que hacía gala, buscó destrozar el sistema público ya que las empresas tienen más derecho a hacer negocio con un servicio de todos que los madrileños de poseer a través de las instituciones públicas capacidad de gestión sobre los recursos públicos. Y ahí está ahora pataleando cuando han vuelto a paralizar la privatización desde un juzgado comunista a las órdenes de sindicatos, rojos y gentes de mal vivir. Lo bueno es que cuando habla y da su opinión la expande al resto de madrileños, de médicos del sistema y de cuantos trabajen en el mismo. Él se cree la luz, pero creo que es algunas de esas esculturas que producen nuestros canes cuando los sacamos a pasear.
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