Ketty Garat (Libertad Digital)
El ‘qui prodest’ de la ‘operación Arrimadas’ evidencia su propio fracaso. Unas conversaciones que se iniciaron con sigilo y discreción hace un mes con el objetivo último de sumar la alianza de Ciudadanos para Pedro Sánchez y romper el "proyecto de vida" de PP y Ciudadanos que abocaría a los de Pablo Casado a echarse en brazos de Vox ensanchando el espacio del Gobierno y reduciendo el del PP.
Sin embargo, el efecto
boomerang derivó en un cambio de sentido inesperado por quienes diseñaron la estrategia, que no son los beneficiaros sino los directamente perjudicados de las tres consecuencias directas: primero,
fracaso de la moción de censura en Murcia; segundo,
elecciones en Madrid que ganará Ayuso frente a Gabilondo y tercero,
cisma en Ciudadanos, menoscabo de su líder, Inés Arrimadas, y refuerzo de las alianzas entre PP y Cs en Castilla y León, Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid mientras entierra la posibilidad de hacerse con una muleta en el espacio de centro.
Un sonado fracaso de La Moncloa que hasta ahora se había presentado infalible en sus movimientos tácticos, ayudados por una corte de aduladores mediáticos dispuesta a camuflar y disimular los fallos del equipo de Pedro Sánchez. Éste, envalentonado por el supuesto éxito de la ‘operación Illa’ en Cataluña -que apenas cosechó 40.000 votos más que en 2017-, los gurús gubernamentales se lanzaron a "conquistar el espacio de centro" sobre la base del millón de "huérfanos" abstencionistas de Ciudadanos registrados el 14-F.
Las conversaciones se iniciaron discretamente entre el Gobierno y Ciudadanos después de la sesión de control del miércoles 17 de febrero en la que
Pedro Sánchez inoculó el virus de la esperanza en Inés Arrimadas sin necesidad de mediar conversación alguna y desde la convicción de que el batacazo electoral de la derecha en Cataluña se debió a sus pactos territoriales con Vox:
"Pactar con la ultraderecha trae consecuencias", ante lo cual se infiere la necesaria ruptura de las alianzas territoriales entre PP y Cs que Vox sólo apoya desde fuera de los gobiernos autonómicos y locales.
Una "operación global" que negaron ambas partes esta semana sin desvelar que, al margen de las negociaciones de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y
Carlos Cuadrado -el hombre que bajó la carpeta desde Madrid obligando a firmar a sus diputados-, se produjeron
encuentros entre Inés Arrimadas y Félix Bolaños, el secretario general de presidencia del Gobierno. Y en ellos, no se habló sólo de Murcia sino también de Madrid y de Castilla y León, según las fuentes consultadas por Libertad Digital. Una operación global pero gradual que no estaba pensada como una ‘bomba de racimo’ sino con Murcia como ensayo para una operación de "caza mayor".
"Arrimadas movió a los críticos" de Francisco Igea y se dejó seducir por la promesa de Moncloa de "resucitar el espacio de centro" y relanzar a Ciudadanos con la presidencia de una Comunidad. Atribuyen estas fuentes la siguiente frase de
José Luis Ábalos: "Esto te proyecta". Pero "el pánico" se apoderó de ella en el día de la ejecución del plan. El miércoles cuando la noticia irrumpía durante la sesión de control, Arrimadas se ‘fugaba’ del Hemiciclo como una exhalación y, tras unas horas llamaba a Casado para garantizarle que "esto (Murcia) no afecta a Madrid".
La cosa no estaba tan atada entre Cs y PSOE y de ahí la disonancia en su estado de ánimo.
Arrimadas presa del miedo mientras los socialistas, henchidos de euforia, se atribuían los éxitos de la jugada. Pero, en un nuevo exceso de confianza,
se les adelantó Ayuso. La convocatoria electoral en Madrid les pilló desprevenidos en Moncloa donde los rumores de adelanto llegaron tan tarde como sus mociones de censura.
En Moncloa, se escuchaban gritos y órdenes urgentes de comprobación de firmas, horas de registro y análisis jurídico de la situación. En la Asamblea, un dantesco espectáculo de carreras al registro para presentar las iniciativas aprovechando el margen que les daba la publicación oficial en el BOCAM.
Una nueva evidencia de su error de cálculo fue el
gabinete de crisis en Ferraz. Durante tres horas se reunió el presidente, Pedro Sánchez con sus fieles anaizando posibles escenarios, tanto jurídicos como políticos, tras la decisión de Ayuso que no esperaban que se atreviese a pulsar el botón rojo y que les sumió en el shock tras la información
adelantada en exclusiva por Miriam Muro en Libertad Digital. De improviso, s
ediseñaba una operación de "desgaste" judicial que apenas duró 24 horas, ya que el viernes
se confirmaba la candidatura de Ángel Gabilondo confirmando las elecciones como realidad y el debate de las mociones como ficción. Un nuevo error de cálculo del puesto de mando PSOE/Moncloa en el que cargos orgánicos y gubernamentales se mezclaban: José Luis Ábalos, Santos Cerdán, Félix Bolaños o Paco Salazar.
Tampoco calcularon bien la fortaleza de sus apoyos en el centro neurálgico de la operación: Murcia. El bandazo de tres de ellos, tras
la irrupción de Teodoro García Egea en el territorio sumió en el ridículo las negociaciones socialistas de las semanas previas.
"Nosotros no pactamos con tránsfugas", dijo pomposa el miércoles Adriana Lastra en los pasillos del Congreso. De
tránsfugas y "tamayazo" hablaba el PSOE el viernes en el enésimo giro de guión de su propia película. Ésa es la relevancia de la jugada ‘lose-lose’ de Pedro Sánchez, que fue La Moncloa quien instigó la operación con Ciudadanos y ahora se sumen en su propia derrota hasta el punto de verbalizar sutilmente el fracaso.
El PSOE descuenta ya la victoria del PP de Ayuso el 4 de mayo e incluso habla de "un pacto de perdedores para Gabilondo" si Ayuso se queda a las puertas de la mayoría con Vox. Advierten de que para ello tendría que sacar un 48% de voto, cuando hace dos años se quedó en el 22%. Se le suma un reconocimiento más: el triunfo del jefe de gabinete de Ayuso:
"Lo que ha hecho Miguel Ángel (Rodríguez) está bien jugado pero es arriesgado". Y ése es el punto de inflexión de lo acontecido esta semana que despierta el interés de la campaña que se avecina: MAR 1- Redondo 0.