He visto solo un ratito, y lo he quitado antes de cabrearme más. La única conclusión que puede sacarse de esto es que tenemos los políticos que nos merecemos. Cortos, cortitos hasta decir basta. Cercanos a la indigencia intelectual, soltando slóganes prefabricados por sus asesores de campaña cual loritos, sin la más mínima cintura ni capacidad dialéctica. Mi hija de dieciseis años se los come crudos cuando quiera (pertenece al equipo de debate de su instituto y tiene mil veces más capacidad que estos mostrencos).
Por poner un ejemplo obvio, Ayuso con la sonrisita de idiota mientras la interpelaba Iglesias. Para empezar, todos sabemos que es una sonrisita forzada, una mini-venganza por que Sánchez (e Iglesias) hacen lo mismo. Pero si tu adversario te dice "Señora Ayuso, no sonría, que estamos hablando de los muertos por Covid y es un tema muy serio", no fuerces la cara seria de inmediato como si te hubiera reñido la seño, joder. Replícale algo así: "Señor Iglesias, le rogaría que se ahorrase el tono condescendiente y, sobre todo, que se abstuviera de decirme lo que puedo o no puedo hacer. No sea usted machista, aunque eso es algo que evidentemente no puede evitar. Y no mienta usted, no estaba hablando de los muertos por Covid, sino mintiendo descaradamente sobre la sanidad madrileña, una mentira tan burda y evidente, que se la voy a rebatir ahora punto por punto y lo voy a dejar en el más espantoso de los ridículos, algo que me ha provocado, lo reconozco, esta sonrisa de satisfacción. Pero yo al menos le estaba mirando a la cara mientras le escuchaba, no jugando con el móvil como suele hacer usted, o su jefe el señor Sánchez, cuando les interpelan." Y ahora, puede recoger sus dientes del suelo y largarse, fracasado de mierda (esto ya es cosecha mia).