Respirábamos el aliento de la muerte. Pero si desembarcábamos en diez mil mundos que giran alrededor de diez mil soles desconocidos, la pregunta se desvanecerá. El hombre será infinito y eterno. El hombre perdurará, como perdura el espacio. Los individuos morirán como siempre, pero nuestra historia se extenderá tanto, que ya no necesitaremos escudriñar el futuro, sabiendo que sobreviviremos mientras haya tiempo. Conoceremos la seguridad, y por lo tanto la respuesta que tanto buscamos. Agraciados con el don de la vida, lo menos que podremos hacer es preservar el don de lo infinito. Una meta digna de nuestro esfuerzo.
Bradbury.