El personaje de Beverly me parece bastante ilustrativo de lo que es la película. La actriz, un gran descubrimiento, ilumina la pantalla cada vez que aparece; hace un personaje fuerte, valiente, en pie de igualdad con sus amigos, incluso sutilmente erotizado, esquivando el puritanismo actual… para, finalmente, acabar siendo la damisela raptada por el villano a quien los demás deben rescatar. Con ellos pasa un poco lo mismo: el negro es el que lleva la pipa (que para algo es negro), el gordito es el historiador local (que para eso es gordo y empollón)… y así, esta nueva adaptacíón del novelote acaba pareciéndome una ristra de tópicos ochenteros de niños en bici y sustos del montón, aparentando ser algo más tras un apabullante diseño de producción (todo sea dicho), un metraje estirado (como para adaptar la trama entera en un largo...) y un infame precedente nostálgico que, en comparación, hará parecer ésto una joyaza. Aún así, el que dirige no es manco y deja instantes potentes (niños levitando, lo del proyector…). Se parece demasiado al habitual proyecto de estudio de Warner, un quiero y no puedo cuyas piezas no acaban de encajar y que va a lo fácil, con momentos videocliperos (lo de limpiar la sangre todos juntitos, que parece de chiste) y el drama entendido como poner musiquita de fondo y confundir sensibilidad con empalago (la amistad que vence al miedo, etc.).
El contexto de la vida de los chavales, su “coming on age”, alegrías y penas, la fuerza misteriosa que acecha tras la realidad ordinaria, el pueblo como un ente vivo, con su propia historia y geografía… todo ésto creo que está conseguido muy a medias, incluso diría que más de una subtrama personal queda un poco mutilada (lo del malote, directamente, parece metido con calzador) supongo que por el afán de condensar semejante ladrillo (en cambio, nos cuelan a un padre abusador y a un poli malvado, hablando sobre el miedo y sobre ser un hombre, que son el colmo de la sutileza). Por no hablar de lo gratuito de ciertos detalles, como la momia del final, los planos de la bici del prota, que quedan como meros “easter eggs” del libro sin que aporten nada especial. En cuando al payaso, y sin entrar en quién lo hace mejor o peor (si Curry o Skarsgard)… pues es que el puto payaso a lo mejor no era tan importante y lo que da miedo de “eso” es su maldad latente, su omnipotencia, ocultándose tras una apariencia simpática y engañando durante siglos para pasar desapercibido, sacando lo peor de cada uno. Conclusión, que ni el lado “humano” de la historia me convence, ni tampoco la parte más fantástica y terrorífica; un truño no será, pero de semejante proyecto megalómano y dilatado en el tiempo uno esperaría algo no tan olvidable como ésto que ha salido.